lunes, octubre 26, 2009

Pasado.

Lamenta ser tan parco en palabras. Jura que se había propuesto escribir un montón de cosas más. Acaso un suspiro de retamas, un manojo de brisas, una brizna de quejidos o unos pedazos de nostalgias. No puede ser: el día ha sido bastante brujo y maldito, traidor y rastrero, mísero y ruin. Y se ha quedado tan vacío como la piel de un globo (tal vez las musas asienten sus traseros en los muelles desvencijados de alguna costa clandestina) y tan hueco como el corazón de las estatuas. Cat Stevens baladea en acordes añejos y la noche se transforma en días de verano y risas en la Sierra de Madrid: otro viaje a ninguna parte. En la lejanía, mundos inalcanzables esperan otros pasos: turistas de la esperanza.

Largo es el tiempo del descanso. Lee a Ángel González:

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo
- pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.

2 comentarios:

  1. Gracias José Luis por recordarnos este poema de Ángel González y enhorabuena por tu blog.

    Un abrazo

    http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/

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  2. Gracias a ti, Jesús, por tus visitas y tus comentarios. Y, por supuesto, por tus libros.
    Un abrazo.

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