viernes, mayo 29, 2009

Improvisaciones en un diario

“…ahora me dedico a fabricar
corazones de cartón: son para usar y tirar.”
Enrique Urquijo


Ahora, con el paso del tiempo, sabe que fue una despedida un poco menos normal que otras: algo distinto. Él tenía diecisiete años y un mundo imaginario donde no existía el pretérito ni el futuro y sólo el presente acontecía en pos de la manecilla del segundero. En el verano del 79, Umberto Tozzi seguía diciendo un “Te amo” que laceraba la cavidad anímica más oculta, el calor era meridianamente soportable y el Pico de la Najarra era un poco más joven.
Isabel tenía un novio canadiense: una mezcla entre oso grizzli y pato Lucas al que sólo conoció por fotografía. Mirando aquel pequeño retrato parecía que observaba alguna lámina actualizada del típico aborigen de pelo largo y cabello oscuro que frecuentaba las zonas del frío polar. Aún recuerda sus pequeños ojos negros embobados por la imagen de la instantánea e implorantes cuando, al levantarlos, cruzaba su mirada con la suya.
Él paseaba diecisiete años, un mundo imaginario, unos escondites secretos, una pandilla de aventureros y un viejo cassette donde sonaban las canciones dolorosas de las tardes de estío. Carmelo, Antonio y los demás mostraban al viento esa última medalla conseguida en el campeonato de fútbol que se organizaba durante las fiestas, en el mes de Agosto. Dibujaba, en un panel invisible de los bajos de un chalet, la cintura estrecha y menuda de una niña de ojos negros. Música y abrazos en el crepúsculo de los jazmines, en el ocaso de los sentimientos.
Desde la distancia, días después, un grito a modo de despedida y un no creer que lo real estaba aconteciendo. Los pasos se dividieron entre el camino hacia Madrid y la ruta hacia el corazón de un extranjero del Norte. Los pasos que no volverían a dibujar más estrofas en los labios. La separación de las manos exploradoras en la cintura de los deseos.
En el verano del 79 el cielo empezó a ser azul, las canas del alma blancas y Claudio Bagglionni se quedaba “Solo” en la cita de sus amigos italianos que cantaban tras las rejillas de los altavoces de un viejo cassette. El tiempo se ha quedado detenido en un abrazo, en un beso de descuido, en una lágrima imposible, en una infidelidad pueril y pasajera….
Cuando se tienen diecisiete años, escuchar a Janis Ian, Cat Stevens, Peter Frampton y tantos otros, preconiza un arpegio de dolor con despedida.


“Todo recuerdo experimenta un empuje hacia el olvido igual al peso de la angustia que desaloja. Eso dice el teorema, pero cierto recuerdo debe no ser newtoniano – cuántico, quizás – porque, por más que mordisquea mi ánimo y presiona mis sienes, no deja de espesarse y espesarse.”
Luis Felipe Muñoz

jueves, mayo 28, 2009

Improvisaciones en un diario

La noche se ha vestido de chaqué como para ir de boda, como para ser el testigo principal. Pone en su solapa un clavel color luna, de hojas onduladas, con olor a estrellas y en su bolsillo un pañuelo claro con una h de “amor” grabada en hilo de nube (la hache es una letra muda)
Le dicen que usted está lejos y no cree que llegue al convite donde todos lucen sus mejores galas: la noche, el viento, la nieve, los sueños….
Promete justificar su ausencia diciendo que tenía cosas mucho más interesantes que hacer (¡y que sean otros los que abran el vals!)


../..”Escribir. Un elefante de cartulina blanda, una sorpresa de roscón de reyes con forma de loro, un cubo de Rubik jamás resuelto…¡extraños compañeros de depresión!. Se hace necesaria una ducha para borrar tanto polvo.”../.. (L. F. Muñoz)

Andrea no debe de tener más de tres años. Se apoya sobre su cuerpo recostado en una gran piedra del Puerto de Canencia. Detrás de ellos dos, un puñado de árboles desnudos, un suelo ocre y una valla de piedras. El cielo ceniza se pierde en los límites de la fotografía ensombreciendo, aún más, su barba de fin de semana.
Andrea, chaqueta y zapatillas rosas, vaqueros de estreno y rizos al viento, sujeta una rama partida en su mano derecha. Él esboza una sonrisa a la cámara, medio despeinado, desafiante, con aquel jersey Privata que vivió tantas batallas.
Aún no sabe porqué no ha roto en mil pedazos esa fotografía que le saluda cada vez que se dirige al equipo estéreo para escuchar música. Resulta descorazonador darse de bruces con el pasado y ver cuánto ha cambiado el aspecto de aquel joven que trotaba por la sierra madrileña con el mismo ímpetu con el que acometía el porvenir.
Pero ahí sigue: acusándole con esas imágenes pétreas, inmóviles, clavadas en la pared. Como una huella grabada a fuego en el lomo del futuro.


../..” lo que todos los demás comprendieron enseguida: que no soy de verdad, que soy el hombre de mentira, que, o bien se me ignora o bien se me sueña, pero que bajo ningún concepto se me invoca de entre los muertos."” (L. F. Muñoz)

miércoles, mayo 27, 2009

Improvisaciones en un diario

Nuevas páginas del diario....

Cuando juega con sus gatos y les hace perseguir la roja luz de un puntero láser por el suelo y las paredes, se imagina qué tipo de ídolo pagano juega con su lucecita en nuestras vidas. ¡Maldito fullero!

Diálogo de “Retorno al pasado”
- Whit: ¿Mis sentimientos?…Hace diez años que los escondí y todavía no he vuelto a encontrarlos
- Jeff: ¿Dónde los has buscado?
- Whit: En el cuarto de los trastos viejos

Esa sequedad que nota en la garganta puede ser debida a varias razones. Como buen observador cuestiona, una a una, las que se le ocurren y llega a la conclusión de que la principal de todas ellas es este estado de ansiedad que le ahoga cuando está unos días apartado de la realidad.
Y es que sus pulsaciones pasan, como el “Concerto Alla Rústica” de Vivaldi, de “Presto” a “Adagio” y, más tarde, a “Allegro”

“No quiero estudiar, ni ir a clase. Me fatiga la perspectiva de tener que dejarte. /.. frente a la barra del bar, la gente extrañada de este mutuo encadenarnos el uno al otro” (Luis Felipe Muñoz)
Abre un cuaderno olvidado. Pasa las páginas con la delicadeza que da el miedo a romper unos recuerdos amarillentos. Lee un montón de palabras enmohecidas que alguna vez escribieron dos amigos hace ya muchos años.

“Enterrado bajo poemas y poemas. Música que es rescatada de entre los trastos más polvorientos. La ventana abierta y la persiana ondeando a media asta. Apenas unas migajas del día a través de los cristales. La primavera sigue y no paro de preguntarme para qué tanta constancia” (Luis Felipe Muñoz)
“…porque nada se acaba y lo que creemos terminado no es sino un breve paréntesis del olvido, una pequeña etiqueta de no-hay-billetes que nos hace ver que ese diminuto trozo de existencia está atado y bien atado en el muro del recuerdo”. (Boris Lubernieff)
“../.. Es camino de vuelta tras tu estela, pero me cuesta seguir tu paso porque presiento la hora del desencuentro../..Presiento que mi presencia te cansa como cansa lo que es conocido y no maravilla../..” (Luis Felipe Muñoz)

martes, mayo 26, 2009

Una breve reseña:
mi amigo Paco Moral presenta a Antonio Cubelos Marqués (La mitad de la luz. Editorial Vitruvio) mañana miércoles día 27 a las 20.00 horas en La Casa del Libro (c/ Fuencarral 119)
Aparte de ser una excelente persona (lo más importante) y un hombre comprometido con todo lo dificultoso de la vida (incluídos los amigos), Paco Moral es un poeta de los sentimientos, de los sentidos, de la lucha y de la trinchera, del amor y la nostalgia. Su Libro de las cartas (Editorial Vitruvio) es un canto onírico a ese amor y a esa nostalgia elaborado con una forma delicada y viva. Añadiré, además, que Paco es un excelente sonetista y que esperamos con impaciencia esos versos que nos leyó hace unos meses y que me parecieron impresionantes.
Mañana no faltaré a esa cita.

lunes, mayo 25, 2009

Eventos

Un descubrimiento:

un tipo alto, simpático, cariñoso y con mucho mundo recorrido. Un poeta, un cantante, un soñador...Ángel Petisme irradia humanidad por las callejuelas de Madrid, en el crepúsculo canalla de las terrracitas, al compás del último gin-tonic, bajo el sofoco de este veranillo anticipado. Después, encuentro su último libro Cinta transportadora (VII Premio de Poesía Claudio Rodriguez. Editorial Hiperión) y disfruto el fin de semana recorriendo las ciudades a las que me traslada su pluma.
Valga de ejemplo este poema:

HOSTAL TOKIO

Morir en sueños
para vivir la vida.
Soñar despierto
para morir sin prisas.
Vivir sonámbulo
para amarte sin plazos.


Una novedad:

el último libro de José Elgarresta, El sacerdote Invierno, en Ediciones Vitruvio. Poesía existencial de alto voltaje para un superviviente de los tiempos que corren. Ironía y mordacidad batidas proporcionalmente a la sencillez de los versos.
El viernes pasado se presentó el La Casa del Libro (c/ Fuencarral) y actuaron de maestros de ceremonias los amigos Rafael Soler (apostura y estatura literaria) y Pablo Méndez (con nuevo libro a puertas)
Con el permiso de José Elgarresta, este poema:

CRISTALES

El río de la existencia
cristaliza en nosotros
un momento
y continúa fluyendo...

viernes, mayo 22, 2009

Improvisaciones en un diario

Boris Lubernieff es extraño. Canta a media voz cuando camina por la calle sin importarle las miradas de todos los viajeros que se cruzan por su destino. Expone, con grandes aspavientos, unas teorías fabulosas acerca del devenir y lo que el destino guarda para cada uno de nosotros. Si le incitas ataca con toda su artillería dialéctica para tratar de convencerte de cuales son las razones de la desdicha y de que “a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga”.
Es gracioso verle actuar sobre el escenario de la vida. Cómico empedernido, siempre quiso actuar en el Monumental aunque tuvo que conformarse con unas representaciones grotescas, a solas, exagerando los movimientos como si cazase rinocerontes. Su frase favorita, creada por él, era aquella que decía que la vida es como el café: hay que tomarla sorbo a sorbo porque si la bebes de un trago te quita el sueño.
Incluso una vez se dejó barba y, aunque todos opinasen lo contrario, cualquier parecido con Txomin de Aretxabaleta era pura coincidencia.
Aristócrata pobre de sentimientos peregrinos siempre creyó que el amor era una hipérbole y que en la desmesura estaba el auténtico cariño. Posesivo, apasionado y vulgar, todas sus doctrinas chocaban con la realidad más lacerante que su cerebro podía imaginar (a su favor diremos que él se sabía un tanto idealista pero procuraba ignorarlo)
De la niñez le quedó un poso muy grande llamado recuerdo y una pequeña cicatriz sobre el párpado izquierdo debida a la varicela. De la adolescencia, un parque, varias borracheras y un montón de estrellas cazadas al vuelo. Ahora, con la losa de la madurez aplastando su cuerpo, luchaba por conservar un nombre de mujer atado a breves momentos.
Y es que todos dicen que Boris Lubernieff es extraño. Recoge las esquirlas del minutero, desliando los nudos de la cuerda que arrastra hacia la orilla decente, al nombre de sus sueños. Se emociona con Albinoni y mueve los brazos con frenesí en el “Canon” de Pachebel. Sabe que no hay salida en ese laberinto en el cual se ha convertido su vida pero procura habitarlo lo mejor posible leyendo rarezas, escribiendo soledades o sumando matrículas imposibles. Todos los días hilvana el pasado sobre el presente y descose el futuro. Mal modisto, ha conseguido que todo le esté estrecho de sisa o desproporcionado.
Boris Lubernieff canta a media voz cuando actúa sobre el escenario de la vida y recoge, partícula a partícula, las esquirlas del minutero que le separan de esa metáfora de la existencia con nombre de mujer.

jueves, mayo 21, 2009

La mañana comienza con las nubes blanquecinas amortiguando al sol. Un breve receso literario para fabricar, con dedos torpes, pequeñas palabras que serán cuadros observados desde esta ventana. Comencemos...


../.. “Amo
el simple estar de una presencia tibia a nuestro
lado,
el consuelo de una mano querida retenida en la
sombra.”.../..
Carlos Bousoño


Aún no ha hecho su declaración de la renta y no tiene prisa por ello. Hacienda es uno más de sus deudores y poca cantidad le debe si la comparamos con todo aquello que la vida se ha guardado a su costa. Como buen contribuyente ha cumplido con todas sus obligaciones fiscales y vitales y no se siente, para nada, recompensado.
Sopesa, seriamente, la posibilidad de cambiar su lugar de residencia y, definitivamente, empadronarse en Nuncajamás: no conoce mejor paraíso fiscal y vital.


../.. “Cada curso tengo un bolsillo menos y una calva más amplia.
A veces oigo música anónima y lloro como un tonto.
Ciertas tardes de fiesta me encierro con mi pena allá dentro.”.../..
Miguel Labordeta



Esta mañana, durante su visita habitual al espejo para afeitarse, se ha quedado espantado al ver al tipo que tenía delante de sí. No ya por ese aspecto singular del que goza cuando se levanta sino por esa expresión tan ajena que ha descubierto en lo profundo de los ojos.
En el silencio roto por el transistor, aquel rostro estaba deseando decirle algo: una frase, un pensamiento, un gemido…Sólo sabe que, transcurridos cinco minutos sin dirigirse la palabra, le ha esbozado una medio sonrisa, ha murmurado algo entre dientes y ha comenzado a imitarle en todos los gestos que hacía.
Cree que ha hecho buenas migas con un mimo.


“Soñar.
Así debería llamarlo.
Soñar, retornar de improviso,
Irrumpir en el sueño, soñándolo.” .../..
José Hierro


Quizá sea el principio de unas nuevas intrascendencias, datadas con un número incongruente y sin anteriores ideas - ¡tiene tantas guardadas! - pero el troll de las erratas le ha aconsejado que utilice tinta invisible para escribir. ¡Qué idea!