jueves, febrero 25, 2010

Pasado.

Delirios nocturnos (epílogo)

6,00 AM
Los cadáveres se mueven, quiebran sus frágiles miembros entre las auroras sin luna: piensan en sexo, huelen a sexo y dormirán el próximo amanecer en sexo. Unos sobre otros, como ahora, como luego; así como inevitablemente la dinámica rutina les transporta los fines de semana al olvido, al estado anárquico de los pelotones del semen y las escuadras del fluido. No importa. No importa: todos acabaremos deambulando como putas en aceras inexistentes (Cioran dixit), en las jaulas sin barrotes que no atravesamos, en los densos bosques áridos que calcinan nuestros pasos. ¡La cantidad de dolor!…Las frases, sí, las frases que acumulan polvo entre las rendijas azules del pasado, del presente, del futuro. Las frases que violan los poros de las sensaciones, de las tardes, de los gritos. Lo mismo no es necesario, ¡no! Dejemos que los muertos que hoy bailan rematen su lujuria en el albor de lo insospechado, a la puerta de un orgasmo intrascendente, en el dintel de una proposición vacía.

(Final: alguien canta y pregunta al vacío. El eco de la voz propia forma nieblas en la madrugada y el mar de la mañana traerá resaca en el Cantábrico de la cama. Ha transcurrido otra noche de fiesta. Mañana será otro día!)

Otra Edad
Se me pasó la edad de ser poeta
porque todo se pasa, es ley de vida;
aunque siga, por vicio o por querencia,

hablándole a un papel, la poesía
ya no es mi patria, ni mi territorio.
Sólo regreso a veces, de visita,

Como quien vuelve a donde fue dichoso.
Javier Salvago

viernes, febrero 19, 2010

Pasado.

Delirios nocturnos (3)

5.15 AM:
“Y este es el mejor momento para dar un grito, cerrar los ojos y pensar que estoy en otro día, en otro momento, en otro lugar y en otras circunstancias”: leído, corroborado y archivado. La cantidad de dolor que se regala es inversamente proporcional a la incongruencia negativa de lo que nunca acontecerá. Beber y brindar con la masa que fluye por la moqueta, con esos hijos de la gran puta que parecen salidos del Cártel de Medellín, con aquellas dos ninfas de hombros de camionero y pecho de silicona, con aquel señorito engominado de pitillo estrecho y talle largo. Coger a los gorilas de la puerta y hacerles burla tras la armadura de valentía que acoraza las venas.

La noche, la noche…La danza, la danza…El alcohol de esta noche (sin nieve ni encinas, sin el chisporroteo de las gotas en la pizarra), de la música tenue y la toalla manchada, de la desnudez infantil, del espejo. Apurar. Apurar y acariciar el último hielo con la lengua de visón. Abrígalo, envuélvelo, escupe su alma sobre el fondo de la lente distorsionante. Pregúntate, sí, pregúntate porqué se escribió aquello, qué carreta de odio se llenó en los meses que el abandono enseñoreó sus atributos por las tierras de la nostalgia. Contéstate, sí, contéstate tú que sabes todas las respuestas, las soluciones a los ojos grandes de las lechuzas, los resultados de las quinielas futuras para futuras quimeras. “El mejor momento….”

../.."Nunca seré el hombre que prenderás
en tu talle: jamás una caricia
que recordar cuando te resuelvas en polvo." ../..
Rafael González Serrano


lunes, febrero 15, 2010

Presente.

Pues resulta que mañana martes, día 16, el amigo Rafael Soler leerá poemas de su libro Maneras de volver y algunos otros poemas más inéditos. Dado que Rafael Soler es un excelente poeta y dado que Maneras de volver es un excelente libro (de los mejores publicados últimamente), la velada promete ser apasionante. Presentará Miguel Galanes y el acto será en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe (Avd. de Séneca nº 4) a las 19,30 horas.

Seré puntual.

martes, febrero 09, 2010

Pasado.

Delirios nocturnos (2)

4.30 AM:
Danzar, danzar, danzar…Brincar entre las líneas paralelogramas del suave suelo pisado por necias herraduras y empapado de breves gotas del néctar pegajoso que vomitan los cristales. No está, no está…No esta noche será cuando las penitencias se paguen, ni se caminará en la procesión única y particular flagelando los arañazos de las vísceras. No esta noche. No esos brazos que se acompasan, ni esos dedos que señalan el camino hacia el centro del placer repentino. Otras serán. Serán otras -¿Neruda?- las razones del equinoccio móvil, de los trajes de arlequín y las máscaras venecianas, del sentimiento equidistante de su lengua hacia los trópicos.

No bailar, no bailar….Escribir, sí, escribir los vapores del sudor que climatizan el ambiente, la misiva lacrada que nunca recibió el zar, el epitafio nunca esculpido del 96, el arrepentimiento de una dama que perdió su virtud en aras de un sueño bohemio, la indecisión de una paranoia, un paseo por Neptuno…

../..”La fiesta ha terminado. Y aquí viene la luz,
la vieja hiena.”
Carlos Marzal

jueves, febrero 04, 2010

Pasado.

Delirios nocturnos (1)

../.."Todo esto es una ilusión, el presente no existe pues siempre se está yendo, el pasado ya no es, el futuro todavía no es. Filosofía. Queda la sensación fugitiva, me entrego a ella."../..
José Luis Fernández Hernán

1.30 AM
Zumba, vibra, retumba el bajo de los altavoces en el suelo, en la pared, a través del cristal de la copa que ahora sujetan sus manos. Láser, destellos, ceguera luminosa que juega con el tamaño de sus pupilas (ahora grandes, ahora pequeñas) y le hipnotiza al acorde del seco sonido de la batería. Otro sorbo. Otro trago hacia el abismo: el vaso es un océano infinito que fluctúa en pequeñas marejadas, adormeciendo los minúsculos pesqueros con fanal que reposan sobre el muelle de la luna.
Luz, luz, luz. Luz y sonido grato. Luz música de esencia, de recuerdo. Luz oscura que deforma las siluetas y rompe la frontera de la carne hasta crear contornos gelatinosos en el sirope del ambiente. Cena de caníbales.

../..”Quizá me he confundido de pasado,
de presente tal vez y de futuro.
Quizá ya sólo sea lo soñado.”
Andrés Trapiello

2.30 AM
Tráfico infernal por los pasillos del antro. O del redil de insinuaciones. Urbanitas apocalípticos saltan sobre fogatas inexistentes -vacíos los ojos y el cerebro- insensibles entre las nubes siseantes de hielo seco que un tubo draconiano expulsa en el escenario principal. Vacío todo excepto las vejigas provisionales, los escrotos permanentes y los senos expectantes.
Zumba, zumba, la música vacía e infernal. Abraza los pliegues de la camisa que caracolea con los movimientos de la cintura, besa la mirada que se encuentra en la corta distancia de un deseo dorado y libidinoso, pecado viajero, ansia pasajera, tañido doloroso que parte los tímpanos en cuadrículas diminutas. No hay sonidos ni miradas para quien no se haya aquí. Aquí: tan lejanamente cerca.

../..”Al final, casi siempre, del amor sólo quedan
postales, que el olvido retoca a su manera.”.../..
Javier Salvago