martes, junio 28, 2011

Pasado.

  Él se ha ido. Ausente, las pocas briznas de sonrisa se mecen con el breve soplido del viento que se cuela por una ventana semiabierta. La estancia, vacía, acumula un tapiz de polvo que acaricia la madera. Nada lleva a su recuerdo en su ausencia: ni la mirada fija sobre las fotografías, ni el tacto áspero de la pared abandonada. Él se ha ido y el sol se filtra -cuchillas resplandecientes- sobre la persiana desfallecida y crea unas salpicaduras brillantes como novas indefinidas, inmensas e inabarcables.
  El recuerdo del hombre no existe, nada es ya más que una concatenación de imágenes fugaces y rápidas que, borrosas, crean dolor en la mirada.
  La estancia, vacía, aún guarda gemidos y risas, canciones y versos, minutos prohibidos, paisajes remotos, abrazos de vidas paralelas, penitencias y oraciones.
  La luz del sol apenas permite discernir las flores marchitas de los pétalos dormidos, antaño reinas de belleza en concursos universales, que alguna vez prendieron del cabello suave de las ninfas del crepúsculo.
  La ventana de párpados caídos enseña un paisaje taciturno de sombras deambulantes acodadas en las esquinas de los bordillos.
 Como en un cuadro, lo inmóvil es pleno.

 En el exterior, repiquetea un gorrión.

                     ../..”El frío quema y en tus ojos nace
                            su memoria. Recordar es obsceno
                            peor: es triste. Olvidar es morir.”.../..

                                                       Vicente Aleixandre

lunes, junio 20, 2011

Pasado.

Pensamiento: si la dolencia exacta de un pecado es la penitencia cabal de una locura, entonces dejemos que nuestros sentimientos se pudran en el caldero de barro de lo improvisado. Puede que el amor tenga una hoja caduca, retama de atardeceres en los sarmientos de los crepúsculos. Otro viaje sin luces. En la oscura vereda, dos faros alumbrando los fugaces pasos de la rutina. Allí donde la sombra del partir siempre es alargada, en dos direcciones separadas, en dos caminos distintos y con un solo fin para tanta hartura.

Carraspear sangre, vomitar certezas, toser olvido, escupir maldiciones…. Repetir y repetir (el eco es una marea lunática) aquello que se dijo en las tardes frías de los encuentros. Citar. Memorizar como una lección de escuela: “hoy se unirán los griegos al citoplasma de los frisos inacabados por las sinonimias de las mesetas”. Sin arrepentirse de algo -dice- excepto del futuro. O no: el futuro traerá paz, unos labios bailarines (claqué de película) y unas plumas quemadas sobre las ascuas de los orines de las cancelas.

Sigue apretando el recuerdo entre los libros abandonados con pétalos de rosas.
El mañana huela a muerte y nostalgia.

                                    .../.. Por eso desde aquí aún aguardo
                                           como quien espera todo
                                           como quien confía en auroras. ../..
                                                        Rafael González Serrano

domingo, junio 12, 2011

Presente.

Poco más puedo decir que gracias.
Fue un viernes inolvidable con una presentación llena de amigos y que, creo, se pasó fenomenal.
Excelente la presentación de Pablo Méndez y Federico Leal, excelentes las lecturas de Paco Moral y Alejandro Céspedes y excelentes todas las personas que llenaron la sala. Tanta buena gente y tanto buen poeta: Rafael Soler, Antonio Daganzo, Rafael González, Alejandro Fernández Osorio, Julio Mas, José Luis Fernández Hernán, Paco Caro, Raúl Nieto de la Torre,..
A partir de ahora sólo queda ver la andadura de Rastros perdidos.
Nada más.
Gracias, gracias, gracias!!

jueves, junio 02, 2011

Presente.

Todo llega, tarde o temprano, y por fin hay fecha.

Será el próximo día 10 de Junio a las 19,30 horas, en el Centro de Convenciones de Mapfre de la calle General Perón nº 40 (dentro del Shopping Center, en el portal B, Sala Castellana) cuando vea la luz oficialmente Rastros perdidos, mi último libro que acaba de publicar Editorial Vitruvio.

La presentación correrá a cargo de Federico Leal y Pablo Méndez y leerán poemas, junto a mi, Paco Moral y Alejandro Céspedes.
Después (¿quién sabe?) unos brindis por aquello del nacimiento y puesta de largo.

Por supuesto, las puertas están abiertas a todo el que quiera ir y pasar un rato agradable (no ya por la obra si no por los invitados)

Hasta entonces, letargo y alegría.