lunes, noviembre 21, 2011

Un jardín contra la muerte / José Luis Fernández Hernán

jFue el pasado viernes cuando se presentó.
Bajo el tremendo chaparrón que cayó sobre la capital a eso de las siete y media de la tarde, José Luis Fernández Hernán nos mostraba su última joya.
En prosa poética, Un jardín contra la muerte (Vitruvio 2011) nos envuelve en el mundo lírico e íntimo de nuestro poeta (y narrador: no perderse su anterior novela, La segunda muerte que fue de lo mejorcito publicado el año pasado) enraizándose en un tono juanramoniano para describirnos las sensaciones olvidadas de una vida rural, fuera de ciudades deshumanizadas.
Porque nada hay más humanizante que la naturaleza, nada más sencillo que la vida fuera del cemento, nada más simbólico que el rincón privado donde forjamos nuestra vida, ningún nexo de unión entre generaciones es más adecuado que el instinto común entre las mismas (mi hijo no conoció a mi padre: sólo yo he conocido a los dos, dijo nuestro autor en la presentación)
Cercas, veredas, gorriones, saltamontes, fuentes, campos, granizo...cientos de conceptos para delitarnos en una lectura relajada y tranquila, para leer un libro sencillo y con trazos artesanales, cuidados con mimo por un exquisito jardinero, por un excelente poeta.

Como muestra:

Nada hay tan placentero como tener árboles, haberlos plantado, tenerlos crecidos. Con su quietud nos enseñan el arte de la espera y su figura variada, que se hunde en lo oscuro subterráneo hacia donde también crecemos nosotros, y, al tiempo, sube hacia lo azul sin llegar, es estampa de nuestro destino. Por eso nos conmueven.

Pongo la mano en el árbol, pongo la mano ardiente en su torso fresco y la simpatía de lo vivo habla por nosotros, tan distintos, dice las palabras en silencio de la poesía muda.

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