jueves, julio 26, 2012

Improvisaciones en un diario

¿Presente?, ¿Pasado?...

Si le dicen que esperan conocerla algún día, no les haga caso. Puede que este enigma acerbo que les corroe les obligue a decir muchas cosas que no piensan. Irracionalidades.

Explican que ahora todo es distinto desde que usted se asoma por sus páginas e imaginan sus ojos posados sobre la cuartilla electrónica.
Que imaginan, dicen, los pensamientos que corretean los kilómetros de distancia, como modernos bastardos que afilasen sus dotes adivinatorias con piedras planas, primitivas y pasadas.

Pero todos saben que están equivocados.

No se puede desear lo desconocido, no se pueden manipular los engañosos sentimientos que asoman por el espacio separador, por las comas o las interrogaciones, no se puede gritar cuando ningún oído escucha.

Usted no sabe cómo son.

Usted, que se escarcha en la soledad, que alguna tarde suicida su tiempo con cine y palabras, que narra el estremecimiento de su cuerpo en otros brazos, que desviste la sonrisa a jirones, no puede ni imaginarse cuánto esperan su llegada.

Usted, que crispa sus dedos sujetando papeles arrugados, plumas quebradas, libros con palabras enmohecidas, no pone rostro a sus líneas.

Usted, que no espera más llamadas pero le atrae este grito, que posó sus antojos en el hueco del maletín desfondado, no sabría reaccionar ante la evidencia.

Porque nunca la distancia fue tan grande.

Ni la sorpresa de los acertijos con los que, antes o después, descubrirá la verdad de ellos.

Cuando todo converja en la solitaria unidad.


miércoles, julio 18, 2012

Letras propias: Viaje en el dorso del destino

Presente.


VIAJE EN EL DORSO DEL DESTINO

Si temblasen un instante mis manos
como estos gorriones que bailan al viento,
podría reconocer el miedo en la despedida
justificando un escalofrío.

He vencido:
la derrota es mía.

De esta obsesión astigmática,
de este asaltar el destino,
de este adiós fraudulento,
un viaje colgado en la catenaria de la tristeza
-desde nunca a nunca más-
con un billete hacia ningún motivo.

                                 De Rastros perdidos

miércoles, julio 04, 2012

Improvisaciones en un diario

Pasado.


Hora punta en la Calle 30: hay retenciones a la altura del Puente de Ventas hasta el nudo de Manoteras...

No importa que el calor atosigue y azogue, ni las consonancias a propósito de hoy. Poco importa que el amanecer sea un delirio de violines y pianos, escalas y odios; que la entrada por la entrada incluya murmuraciones y buenos deseos falsos, alabanzas, vísperas, subterfugios. Nada importa el valor ni el arrojo, la lección olvidada y el deseo inalcanzable.

Poca perseverancia. Raras piedras destiladas en el alambique de la futura ebriedad, en la probeta de la ruinosa rutina: poca paciencia para las cartas que duermen boca arriba y destilan olvido, sólo olvido.
A través del espejo habrá una estación, un destino, un origen. A través del espejo el corazón late en la derecha cóncava, las sienes repiquetean y cambiará el estado verbal. A través del espejo latirá un destino cóncavo donde ahora hay una estación nunca escrita, nunca descrita por las manos que se recorren sin concepto.

La factura de los instantes es saldo gastado. La pérdida de la incredulidad es una garra violenta que desgaja los muros del desamparo, las luces ensombrecidas y agonizantes, las respiraciones rítmicas. La factura pagada endeuda el resto de agradecimiento. Sin saldo.

Podemos encontrar más retenciones en la A2 a la altura de Torrejón y San Fernado, por avería de un vehículo en el carril derecho...