viernes, agosto 31, 2012

Improvisaciones en un diario

Pasado.


Teclea con dedos torpes las letras que levitan en el teclado de la pantalla. No tiene ganas de dar explicaciones y se deja arropar por el aura aislante que desprende para las grandes ocasiones de tristeza.
No necesita que le enseñen el origen de la piedra filosofal, ni el estallido primario que hizo surgir el universo, ni las doctrinas tántricas del bienestar o la entereza que dan la paz y la vida. No necesita que le abofeteen literariamente con un guante de seda, ni que le escupan sobre los ojos adjetivos duros acerca de actitudes (¿o eran aptitudes?) primarias.
 Los martillos neumáticos suenan como orquesta de fondo y las voces, antes apagadas, van arañando como los dedos de la zarza de septiembre, van ocupando el espacio antes vacío que dormitaba entre silencios, entre el humo de las almohadas y el respaldo de los sillones.
A lo lejos, suenan tacones acercándose y corazones alejándose. El eco de las piedras lanzadas al agua reverbera en la espuma de los recuerdos: ¿qué extraño cuadrante abarca los movimientos que nunca hacemos, los abrazos implicados, los abandonados reproches, los actos inconclusos, las caídas reiteradas?
Cae el estío con la fuerza de la desgana y el viento enfría los descubrimientos tardíos y desagradables de las sorpresas.
Es tiempo de mudanzas.

La vida…es acordarse de un despertar
triste en un tren, al alba: haber visto
fuera la incierta luz: haber sentido
en el cuerpo cansado la melancolía
áspera y virgen del aire punzante. 
                        Sandro Penna

miércoles, agosto 22, 2012

Improvisaciones en un diario

Atemporalidad.

Pudo haberse imaginado el rostro en la ausencia. Haber puesto color en los ojos y carmín en los labios.
Pudo haber soñado el intento de nadar tanta distancia (en brazadas lentas, como queriendo posponer el encuentro) y descubrir el nuevo mundo nunca prometido.
Pudo haberlo hecho.
Pero sólo ha sabido enviar unas palabras de admiración en una botella electrónica.
Y otras letras inservibles que sólo pueden ser descifradas. O intuidas.
Ha vuelto.
El desfase del tiempo mantiene dormida a la quimera.
Y despierto el deseo.