lunes, abril 28, 2014

Letras propias: Un tiempo de adiós



Sospecho que el buen tiempo
pasará pronto. Y los días nublados, de lluvia
oscura y pertinaz, vendrán como las hordas
bárbaras: sin aviso, por sorpresa.

No tengo víveres ni abrigo, pero no temo
el asedio inmisericorde que me aguarda
este invierno.
  
Mi único miedo es que el tiempo siga
mostrándose tan lento, tan criminal,
tan sinsentido. Que no mate
y siga hiriendo.
  
Que ese tiempo recele del futuro
y no quiera llegar a él.

               De Un tiempo de adiós 
           

viernes, abril 25, 2014

Cuaderno de conclusiones (9)


PORQUE SOY COMO TÚ

Porque soy como tú
y he sido siempre portador
de este estigma permanente.

Porque soy dolor por ello,
neurona imberbe y perversa,
página impar, candela fría.

Porque no soy como tú,
aunque sea como tú,
y mis actos fueran corrosión en el ánimo.

(Aquellos días mejores que no forjaron
estos días complicados,
trajes sin solapas ni botones
para vestir la desnudez de lo indeseable).

Porque no soy como tú,
padre,
pero fui llama de tu hoguera
y llevé tu inconsciencia en mi inconsciencia
siendo tú,
fundido en el instinto destructivo
de perder lo deseado.

Porque soy como tú,
aunque no soy tú,
lloro igual que lloras
en la incapacidad que derrota,
en los cables que nos mantienen
o en los miedos donde subsisto.

Aunque ya no soy tú,
pero fui
todo lo que hiciste de mí,
soy lo que soñaste:
orgullo, conquista y olvido,
locura insensata.
  
Porque soy,
padre
el resto del resto de los miedos
que te debilitaron,
la imagen de impotencia,
el desvarío…
Todo lo que quisiste y no se cumplió.

Y me he quedado en prolongación
de causa, en dibujo borroso,
vagando con tu sombra confundida,
arrastrando el dolor
de tus hipótesis y mis soluciones.

Porque soy, padre,
y continuaré siendo sin ti,
prolongaré tu presencia:

seguirás viviendo cuando ya no estés.

                             (Inédito)

martes, abril 15, 2014

Letras propias: Un tiempo de adiós



He ido vaciando
los cajones. Despacio -las lágrimas
descendiendo
por los toboganes de los pómulos-
he colocado tus vestidos en la maleta.

Lo peor ha llegado
cuando tu perfume y tus adornos
han ocupado un rincón desangelado de otra bolsa.

Entonces la figura del espejo azul
ha preguntado un porqué,
mientras la forma de tu ausencia
inundaba
el barbecho de la tristeza.

                   De Un tiempo de adiós.


sábado, abril 12, 2014

Letras propias: Cuaderno de conclusiones (8)


CUADERNO DE CONCLUSIONES (8)


Hagamos un trato: tú te quedas
con la alianza perdida,
el colgante y su cadena rota
y la pulsera que nunca se usó.
Y yo me quedaré con la imagen
de tu rostro dormido al amanecer,
antes de despertarte con un beso,
y el olor del café que abría
el telón de cada nueva jornada.

Vamos a hacer un trato: tú prometes
dictar tu veredicto sin rabia,
vivir tu libertad sin escalofríos
(aunque sea retornando a sus redes)
y envenenar la ceniza de los recuerdos.
Y yo te aseguro que escribiré
cien veces te quiero en la pizarra,
me arrodillaré con mis libros sobre las manos
y no volveré a tener miedo ni vértigo
cuando vuelvas a abandonar el umbral de mi puerta.

Vamos a hacer un trato: te voy a dar
doce rosas amarillas por tu verdad,
una apuesta por todos los versos
que escribí pensando en ti
(cuando los buscabas clandestinamente
para que no te regañasen),
una referencia por el ayer difunto,
una tontería genial por un abrazo,
un escondrijo invisible para no verte,
o un abismo insomne hasta olvidarte.
A cambio de un nuevo surgir
cuando tenga que ser:
en otra vida, en otra etapa, en otros cuerpos…



jueves, abril 03, 2014

Letras ajenas: Jaime Gil de Biedma


CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huesped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

¡Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada caso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
¡Oh innoble servidumbre de amar seres humanos
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!.