sábado, septiembre 27, 2014

Letras propias: Cuaderno de conclusiones (18)



Paseo.

Un hombre ebrio pasa llorando.

Junto a él soy un breve lapso entre las turbulencias.

Quedo callado, casi muerto, mientras las hojas se suicidan en el precipicio del otoño.

Soy sombra y observo y pregunto y quedo aprisionado en mí,

Trepano los pensamientos calados.

Abrazo un poema que habla en segunda persona.

A la segunda persona el primer pensamiento, la primera palabra dictada, el oxímoron imposible, la concatenación onírica sin pausas:

                Sube las persianas.
                Que entre luz.
                El motivo exacto por el que moverías
                tu vida.
                No dejes que siga viviendo el pasado
                que cuelga de tus noches en frases perchas,
                que viste de igual modo aunque cambien las estaciones.
                No dejes secarse las flores.
                Aunque sus pétalos caigan sin gritar
                y adornen, por última vez, el suelo que pisamos.

Paseo.

Un hombre ebrio pasó llorando.

Hay que aprender a echar de menos.

Que el olvido ocupe la memoria.

Que cuatro letras no quemen el corazón al leerlas en la pantalla.

Abrazo un poema que habla.

En segunda persona.


martes, septiembre 16, 2014

Letras ajenas: Pedro Antonio González Moreno



EL CERCO

Ahora que la noche
tiene ese aroma de la fruta
madura y llueve, ven
aquí. Sin prisa; deja
que el agua y la luz discurran
ya sin nosotros; ven, acércate
a este fuego. Las llamas
arden para los dos. No importa
que no haya velas encendidas.
Basta con avivar
de cuando en cuando los rescoldos. Echa
algún recuerdo (la memoria arde
como las ramas secas
de un nido); dale al fuego
todo lo que te pida, todo
lo que no sea posible
retener en los labios. Será larga
la noche, sin embargo
será más largo aún
el sueño. Ya no importa
salir al mundo, porque al otro lado
de estos cristales, puede
que el mundo ya haya sido borrado por la lluvia.
Sólo es preciso alimentar la lumbre
con más recuerdos, con
más mapas de ciudades e islas que habrán sido
también borradas por el agua. Sólo
procura que este fuego no se apague.
Haz un ramo de luz con esas llamas
para hacer frente al sueño o a la noche.
Antes de que la muerte
nos ponga cerco, llena
las copas. Nadie sabe
cuándo amanecerá. Sólo sabemos
que queda fuego para compartirlo.
Ahora que este oficio,
el de vivir sin más, se nos acaba
es el momento de avivar la hoguera.
Ahora que el invierno
se adueña poco a poco de las cosas.
Ahora que está todo
dispuesto y como a punto de soñarse.
Ahora que ya conozco tu nombre
                                                     y sé que nunca
tendrá un nombre más bello la derrota.

                                 De Anaqueles sin dueño (Ed. Hiperión)

sábado, septiembre 13, 2014

Letras ajenas: Javier Ruíz Taboada


DE NUEVO

Aquí empieza el camino de nuevo:
En la gota que colma el vaso,
en el vaso medio vacío,
en el vacío del sueño en el que vuelo,
en el vuelo del pájaro que deja el nido,
en el nido que cuelga de la rama más fina,
en la fina sonrisa de la luna,
en la luna de la noche nueva,
en la nueva pisada del camino.

Donde todo termina,
todo empieza de nuevo.

                 De Ropa interior (Ed, Renacimiento)

jueves, septiembre 04, 2014

Letras propias: Un tiempo de adiós.


En el bar de Alberto todos
preguntan por ti. Se asombran
de mi delgadez y profetizan
demiúrgicas proposiciones.
  
Al llegar la madrugada ya no quedan
lágrimas. Sólo cuatro locos cantan
las canciones que escupe el ordenador
y la vida se va haciendo
borrosa y somnolienta.
  
¡Lástima que en lo que queda de noche
no pueda tomarme un lormetazepan!

                                 De Un tiempo de adiós (Editorial Vitruvio)

miércoles, septiembre 03, 2014

Letras propias: Un tiempo de adiós



Te he escrito una carta sentida.
  
Apenas un breve pespunte en el traje
de la desilusión.
                   Y he creído
que podría soportar esta despedida.
  
Sobre tu cama, ya en tu casa, un montón de retales,
un puñado de nostalgia
y un ejército de letras.
  
Dentro de un sobre, tras la profundidad de las metáforas,
he cavado la sepultura
de mis esperanzas.

                             De Un tiempo de adiós (Editorial Vitruvio)


lunes, septiembre 01, 2014

Letras ajenas: Luis Alberto de Cuenca

                               
                                                    Fotografía: J. A. Segal

LA CENICIENTA

La vida no es gran cosa pero piensas
que es peor el olvido, de manera
que te muerdes los labios con los dientes
hasta que brota sangre y te pellizcas
lo más fuerte que puedes. Todo inútil.
El cloroformo invade tu cerebro
y comienza a sumirte en un nirvana
parecido a la muerte, mientras caes
de bruces ensuciando la moqueta.
Tu última visión antes del sueño
son unos zapatos de cristal
pateándote los riñones.

LA LLAMADA

La noche había sido muy larga y muy oscura.
Quería oír tu voz. Que tus dulces palabras
me trajeran un poco de calma. Que el cariño
que sentías por mi viajara por teléfono
hacia mi corazón maltrecho y derrotado.
Quería oír tu voz y oí la de tu amante.