miércoles, agosto 31, 2016



EL FINAL (2)


                 A Alicia Izquierdo, que apostó a que volvería a escribir.



                              "Donde habite el olvido,
                              en los vastos jardines sin aurora;..."
                                                  Luis Cernuda


No mires las estanterías: el vacío
tiene otras formas aunque no lo aparente,
Sólo deja que tus ojos acaricien
la levedad de lo pasajero,
el hilo que sujeta el pasado
quebrándose en el presente.

Deja el polvo de las baldosas,
el sedimento de lo inacabado
que es pan de rutina sin morder.

Date la vuelta sin insistir.

Interpreta la amenaza
como el poso que tose
escupiendo a lo desconocido.
Fuera de este umbral
teclean sus costillas los esqueletos
y no estás ahí para oírlos.

Sólo tienes que avanzar
hasta los retales que te visten,
dejar que los restos de las botellas
se ahoguen en las gargantas.
Sólo tienes que moler
los caminos, las mentiras, los folios
de versos garabatos que surgieron
de las traiciones evidentes.

Siéntate en alguna proa, cuenta estelas,
reverbera...
Y no preguntes.

Cierra la puerta y olvídate.




miércoles, julio 13, 2016

Letras propias: Un poema




EL FINAL (1)


Sigue caminando por esa tierra estéril
ahora que las imágenes se borraron.
Apenas importa el juego,
apenas el vacío se sostiene
cuando la escena es un proceso posible.

Ya no existes y no queda
más que el rostro difuminado
que alguien ocupa ahora
mientras retrocedes en la nostalgia.

Deja de escarbar en la culpa,
deja de recurrir al miedo y su fractura,
al espacio ingenuo situado en la incógnita.

Ya no existes.
Ya no hay conflicto.

El corazón ha borrado las respuestas
y, sin embargo, el vacío llama
a la contradicción
y se mantiene el paso que debería
estar borrado.

En esta tierra estéril
no eres más que un zapato sin pareja,
un personaje dispuesto a la deriva,
a la maternidad de los murmullos:
bórrale, quema las semillas, huye
de su espejo...

Ya no existes.
Has pagado tus deudas.


martes, mayo 31, 2016

Letras ajenas: José Luis Torrego



De vez en cuando el alma muda sensaciones, muta signos en versos o transcribe soledades envueltas en disimulos.
De vez en cuando el dolor de un poeta pasa desapercibido para todos y su silencio refleja la honestidad de no implicar sustancialmente, sugiriendo la pena sin mostrarla.
De vez en cuando la conquista es utopía, el vivir quimera y lo cotidiano cambia el pellejo.
Y surge la piel disidente: envoltorio apátrida del cansancio, esperanza de futuro, cimiento firme del continuar, verso del poeta persistente y honesto.
Piel disidente: piel humana de un poeta traslúcido.
Ante ustedes: José Luis Torrego


LE MORTE DARTHUR

Hay un día
en que dices adiós a todo.

A asistir a las damas que imploran tu brazo,
a sentarte en la vacante Silla Peligrosa,
a conceder piedad a los vencidos cizañeros,
a no arrancarles el yelmo y escindirles
la mandíbula en dos de abajo a arriba
de un hachazo.

Hay un día
en que no puedes internarte más
en los bosques que pueblan mil doncellas,
mil ciervos albos, mil contrarios torvos. El bosque
sin más senda
que la fortuna; y el destino
está siempre en lo hondo de ti mismo.

Y le dices adiós a todo.
Al filo de la roca, a la espada en el lago,
a la vaina -más noble que la hoja, pues en tu mano
impide desangrarse-;
al consejo de Merlín el Sabio, a la dulce
dama de Ascalot, que enamorada
ruega ser tu esposa, o implora
al menos ser tu paramour. Mas el cuidado
sale del corazón -le explicas-,
no puede ser forzado.

Sí, hay un día
en que dices adiós a todo.
Te retiras el yelmo,
liberas las manos del guante de cota,
dejas la roja armadura e intentas
olvidar que el Grial existe.
                   Para que exista por fin tu existencia.

Y ese día...
entre el fango y los espinos, Camelot
se anega.


Piel disidente. Editorial Lastura 2015

miércoles, marzo 23, 2016

Letras ajenas: Rafael González Serrano



A veces lo novedoso llega callado, sin roce ni palmada.
A veces los cambios se muestran en la trayectoria de lo que pudo ser habitual y giró para evolucionar.
Así ha ocurrido con el último libro de mi querido Rafael González Serrano: Leves alas al vuelo (Editorial Celesta)
Ha aparecido en silencio, como la novedad que impone pero no avasalla, con la humildad de lo exquisito que no escandaliza, en la certeza de la conciencia que sugiere.

Leves alas al vuelo es un combinado servido por un barman en el refugio clandestino de la ciudad donde impera la Ley seca. Sus versos son tragos saboreados al compás de un piano con doble fondo, en el cual se guardan los licores esenciales del pecado y los sentimientos. Su forma es la forma personal de un inventor de chasquidos y recursos, de un profeta de la realidad, de un silente enamorado, de un espectador de la vida y de la muerte.

Atrás ha quedado el poeta metafísico y oscuro, el críptico creador que nos hacía bucear en construcciones profundas llenas de sentido.
Ahora, en este libro, transcurre nuestro camino de lectura en bocanadas sencillas, en conceptos minimalistas, en iluminaciones descubiertas al trasluz de nuevas formas (duinos, aporismos o aladas)

Poco más.
Sólo la recomendación de leerlo y comprobarlo.
Y disfrutar. Mucho.


CXIII

En la derrota
se fragua el destino
alimentado.

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CXXI

En la tormenta
se funda la fuerza que
trae la calma.

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La muerte nos censura en su cita
los años que no supimos vivir.

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Desnuda,
               sin adjetivos,
la palabra tiembla
de carencias,
               se sumerge
en las tinieblas, entre
los umbrales
        del silencio, cuando
el exilio es
                una apuesta
y el único ropaje
con que envolver
                la soledad.

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                                          Leves alas al vuelo (Editorial Celesta 2015)