martes, mayo 31, 2016

Letras ajenas: José Luis Torrego



De vez en cuando el alma muda sensaciones, muta signos en versos o transcribe soledades envueltas en disimulos.
De vez en cuando el dolor de un poeta pasa desapercibido para todos y su silencio refleja la honestidad de no implicar sustancialmente, sugiriendo la pena sin mostrarla.
De vez en cuando la conquista es utopía, el vivir quimera y lo cotidiano cambia el pellejo.
Y surge la piel disidente: envoltorio apátrida del cansancio, esperanza de futuro, cimiento firme del continuar, verso del poeta persistente y honesto.
Piel disidente: piel humana de un poeta traslúcido.
Ante ustedes: José Luis Torrego


LE MORTE DARTHUR

Hay un día
en que dices adiós a todo.

A asistir a las damas que imploran tu brazo,
a sentarte en la vacante Silla Peligrosa,
a conceder piedad a los vencidos cizañeros,
a no arrancarles el yelmo y escindirles
la mandíbula en dos de abajo a arriba
de un hachazo.

Hay un día
en que no puedes internarte más
en los bosques que pueblan mil doncellas,
mil ciervos albos, mil contrarios torvos. El bosque
sin más senda
que la fortuna; y el destino
está siempre en lo hondo de ti mismo.

Y le dices adiós a todo.
Al filo de la roca, a la espada en el lago,
a la vaina -más noble que la hoja, pues en tu mano
impide desangrarse-;
al consejo de Merlín el Sabio, a la dulce
dama de Ascalot, que enamorada
ruega ser tu esposa, o implora
al menos ser tu paramour. Mas el cuidado
sale del corazón -le explicas-,
no puede ser forzado.

Sí, hay un día
en que dices adiós a todo.
Te retiras el yelmo,
liberas las manos del guante de cota,
dejas la roja armadura e intentas
olvidar que el Grial existe.
                   Para que exista por fin tu existencia.

Y ese día...
entre el fango y los espinos, Camelot
se anega.


Piel disidente. Editorial Lastura 2015