Pasado.
Paseo por Madrid (2)
Las parejas salen de la puerta del arzobispado sonriendo, con una sonrisa llena de futuro. Él les regala su pasado, les regala esa eterna inconformidad, esa enfermiza dolencia sin cura, ese callejear sobre pautas indefinidas, sabiendo cómo se es, conociéndose la cara oculta de la amargura. Tuerce a la derecha dejando atrás la explanada y baja la Cuesta de la Vega. Al fondo, los Jardines de Sabatini se hunden en la pendiente tras las curvas sinuosas, drásticas, secas.
Cuatro surtidores escupen un saludo a su paso mientras se detiene a leer el cartel informativo del gigantesco olmo chino que le tapa el paso. ¡Hay tantos árboles que no conoce!: si estuviera Luis Felipe sabría enumerarle cada especie, cada raza leñosa, cada característica.
Pero no está. Ni él ni tantos otros que han pasado por su vida marcando una huella imborrable, un guiño pícaro, un aliento cálido.
No, no están…ni estarán (¿esto lo puso en alguna carta pasada?) Y, conociéndolo, esboza una mueca al viento del norte que lacera su rostro con miles de hielos clavándose en la piel, en tanto los tibios resquicios de sol le hacen guiñar los ojos, caminando como un ciego harto de ver, ahíto de mirar, anegado de imposibles.
"Sólo el poeta sabe
ponerle el nombre exacto a la tristeza."
Pedro Antonio González Moreno
El viento del norte llega hasta aquí,
ResponderEliminarun vano sol esconde su cara de impotente abrigo.
Un placer seguir en tu caminar Jose Luis.
Mi abrazo
Camino por tu laberinto de sentimientos logro respirar ese aire de nostalgia...
ResponderEliminarBesos
amigo precioso paseo...que crece y crece...me gusta mucho!hermoso
ResponderEliminargracias por compartir y pasar por el blog seguidor,de tanto en tanto se agradece!
un abrazo inmenso
lidia-la escriba
Siempre bienvenido, amigo Jesús.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias por tus visitas Nina.
ResponderEliminarBesos!
Gracias a tí por tu blog tan original Lidia.
ResponderEliminarUn beso.