jueves, septiembre 26, 2019

viernes, septiembre 06, 2019

Nonsenses X




Sentado frente a la ventana.

Con los ojos incrustados en el cristal y la mirada perdida sobre lo indefinido decide escuchar el rumor danzante de la lluvia caleidoscópica que dibuja lágrimas sobre el vidrio.

            El epicentro exacto de la utopía es un temblor quejumbroso de muchos grados sobre la escala Richter.

Y dicho movimiento no consigue derribar las fórmulas establecidas desde los pensamientos ajenos, las desconfianzas, las sombras, las caídas de las cornisas desgastadas, la respiración necesaria para continuar.

Alguien comenta en voz alta una multitud de irrealidades y se deduce que algún mal perpetuo puede paliarse con la ensoñación, pero que todo ha de ser aceptable y aceptado.

Ya no sirven excusas para llegar a la meta.

¿Cuál es la meta?

La lluvia va codificando ese horizonte de pretextos.

            Cuando hoy no es Noviembre ni el futuro con borrascas será primavera.

Y entre enigmas y frases inconexas –terribles, nocivas- el alba del pensamiento se torna en matices sofisticados hundiendo las ideas en un viejo camino blanco, génesis del presente frío que tirita entre la figura que relata pasados y verdades no creídas.

¿Dónde está la meta?

No en el camino del mañana que fue otro espacio inexistente y ahora es una ráfaga de sinrazón.
No en el invierno que quema las palmas como brasas de hogueras, fundiendo impasibles cicatrices en calderos de sangre derramada.
No en el surgir de la duda ante la certeza de lo incierto.
No en el nacimiento del resuello, del pestañeo pasajero y peregrino, buhonero de caminos y voces.

Nada surge del silencio de las presencias, de las respuestas francas y desgarradoras, de las utopías encalladas, súbitas, entre las rocas del faro que debe iluminar y sólo ciega.

¿Dónde está su meta?

Los monólogos pasados no preceden diálogos futuros, pero el lenguaje es tan versátil, tan moldeable, que los golpeteos de las palabras esculpen escenas atípicas en dominios lejanos.
Y se repiten como bucles gigantescos que triturasen los costados estrangulando pulmones.
            Las presencias que conviven y no están hablan de despedidas con compromisos, de promesas de no aguante y abandonos.
Los días en los que existan esas ausencias serán días largos y monótonos, sin sobresaltos.
Y no los esperará.

Un nombre se pronuncia, en las gélidas horas de la mañana, en la cara norte del olvido

Otro pretexto de viernes, hoy, que no es Noviembre.

Hoy que no es hace un rato, cuando abrió los ojos definitivamente, y fueron las nueve  y diez.

Hoy...se preguntará a qué viene todo esto.

Esperando que el eco responda que es sólo literatura.

Y muerte.