lunes, diciembre 19, 2011

Aquellas canciones: Another try, America

Pasado.



Cierran la puerta.

Tras la espera nace una intimidad sietemesina donde los vasos reflejan los últimos rayos de sol.
Primavera.
En la avenida ronronean corazones cabalgados. Apenas un murmullo habitual de regreso, misiones cumplidas, rostros taciturnos y tumefactos, maldiciones imaginadas.
Nada existe entre los dedos salvo el cabello deslizándose, nada perturba la inexperiencia salvo el miedo al suceso inmediato.
Una risa en la habitación.
Hielos desbordados al olvido, al desinterés de todo aquello que no sea la música.
Y los labios.
Y la carne iridiscente que ilumina el atardecer, los juegos, el atrevimiento.
Las huellas concisas grabadas en el túnel del vértigo.
Un dolor.
Una quimera.
Una ilusión desgajada de la fruta del futuro.

Muchos años después no recordarán sus nombres.

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