Presente
Fundido en negro
No dejes que me marche esta noche
mientras lo remoto espera en el horizonte
con la venganza de sus agujas sobre el paraíso.
Deja que la inconsciencia dilate los reflejos,
que la tersura esclavizada imponga sus estrellas
y que las sombras firmes se afanen en lo fugitivo.
No habrá más recuerdo que el regreso,
las palabras del ocio, las apariencias
de las voces reclinadas, los arrepentimientos
invisibles de las conversaciones irónicas.
Deja que sea el intruso ciegamente
silencioso, el amante propuesto
que no perturba las entrañas ni aúlla
en los arrebatos majestuosos
de estas secuencias de vida perdidas.
Entonces seré el cuerpo del instinto,
el fotograma carente de trama,
la queja congelada de un pecado.
Un guión bajo la hierba y la muerte
arrojado sobre un estercolero
de amor, sobre una sombra en blanco y negro.
De Cuadros sin colgar