martes, febrero 28, 2012

Letras propias / Epigrama sin malicia


EPIGRAMA SIN MALICIA

Ahora que tengo cinco
minutos para pensar
- qué molesto es
tomar decisiones –
voy a apartarme de mí
para no contaminarte.

                De Rastros perdidos

lunes, febrero 20, 2012

Improvisaciones en un diario

Pasado.


Otra maldita tarde lluviosa. Sea la hora que sea y se prevea lo que se prevea, el dios climatológico juega a los bolos con las nubes, y los truenos prologan la cortina de agua que le hace asemejarse a un garbanzo dispuesto para un cocido madrileño. Montado en su motocicleta el aguacero es el riachuelo de los monótonos días que fluyen sin prisa por las acequias de su existencia.
            La imaginaria radio de la moto emite algo de Aute. Apunta la vista a la calzada, con las rayas del asfalto emitiendo unos signos en morse -SOS, SOS,SOS-  reclamando ayuda a los barcos de ruedas más cercanos. Son cerca de las diez de la noche (¡todos los días son las diez de la noche!) y Gene Kelly sería feliz bajo este cielo oscuro que vomita la bilis del empacho: “I´m singing in the rain….”

                              La vida...es acordarse de un despertar
                              triste en un tren, al alba: haber visto
                              fuera la incierta luz: haber sentido
                              en el cuerpo cansado la melancolía
                              áspera y virgen del aire punzante.  ../..
                                                   Sandro Penna

lunes, febrero 06, 2012

Letras propias / Fundido en negro

Presente

Fundido en negro

No dejes que me marche esta noche
mientras lo remoto espera en el horizonte
con la venganza de sus agujas sobre el paraíso.

Deja que la inconsciencia dilate los reflejos,
que la tersura esclavizada imponga sus estrellas
y que las sombras firmes se afanen en lo fugitivo.

No habrá más recuerdo que el regreso,
las palabras del ocio, las apariencias
de las voces reclinadas, los arrepentimientos

invisibles de las conversaciones irónicas.
Deja que sea el intruso ciegamente
silencioso, el amante propuesto

que no perturba las entrañas ni aúlla
en los arrebatos majestuosos
de estas secuencias de vida perdidas.

Entonces seré el cuerpo del instinto,
el fotograma carente de trama,
la queja congelada de un pecado.

Un guión bajo la hierba y la muerte
arrojado sobre un estercolero
de amor, sobre una sombra en blanco y negro.

                   De Cuadros sin colgar