Nada de lo que fue raíz
será rama.
Ni cumbre será el nivel
del ánimo.
No horizonte que abarque
las mareas.
Nada de lo que hoy se ve
podrá forjarse sin recuerdos,
sin la frontera de las cegueras
o los sorbos de lo confesado.
¡Algún día dormirá el dolor
detrás del diagnóstico!
No hay motivo para vivir
pero se vive
en los pequeños instantes,
en la densidad del olvido,
en los residuos acumulados
como capas de vivencias
superpuestas,
en los bulevares.
A pesar de las malinterpretaciones,
a pesar de todo.
Nunca hay un motivo para vivir
pero el dolor empuja.
En el epílogo, la absenta
que evade:
árbol de vida dibujado
en la orilla del abandono.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMí amor como siempre bellas palabras cuanto te quiero....besitos tú duende negro
ResponderEliminarSorpresa inesperada con nombre propio!
EliminarGracias por aparecer por aquí.
Besos infinitos!