Y olvidaré las calles que desande
por
si vuelve a surgirnos la ocasión
de
querernos como desconocidos.
Rafael
Espejo
Ver abrirse
las palabras por última vez.
Como cada noche.
Interpretar el
significado de los amaneceres,
en las
respuestas adormiladas del príncipe destronado
que aún
reina en la penumbra.
En la
lejanía, silencio.
Ver abrirse
las palabras cerrando resquicios,
entornando párpados.
La madrugada
es un animal rutinario que espera,
alimentado por
la costumbre.
No tomes atajos, dijeron.
En la
lejanía, el desencanto
cabalgando hacia
la llama,
la vida sin
avanzar,
el suspiro
hacia lo perdido,
la conclusión
anunciada.