jueves, enero 20, 2011

Presente.


BULEVAR 54
        
         (A ellos: ya saben quienes son)

La barra es un infinito horizonte
donde se navega entre océanos
de vasos llenos de rabia y olvido,
donde los cadáveres se recuestan
junto a lánguidas bocanadas frías.


La noche espera detrás de la puerta
cuando los lazos siniestros se estrechan.
La noche es compañía al desencanto
de las vidas que apuran los licores
cuando el desahogo es trigo sosegado.


Nacerá mañana el último día
de la rutina, el último verso
en la madrugada imaginaria:
alternativa que viste experiencias
escribiendo ensayos sobre los vivos.


Mañana, desde aquí, probablemente
podré repudiar este ebrio poema
que lleva nombres sin estar escritos
y, como la muerte fiel, se adormece
cuando pasea sujeto en mis manos.

6 comentarios:

  1. No, no lo repudies, a mí me habla directo al centro, tal cual.

    Besazo.

    ResponderEliminar
  2. Es curioso en que sitios se desenvuelve la poesía. Es francamente bueno. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Me parece un poema muy bueno. Muy sugerente, aunque un poco criptico, para mí.

    Abrazo en la poesía.

    ResponderEliminar
  4. La poesía estáen todos lados, María: por eso no podemos dejar de respirar, de ver, de sentir, de oler, de tocar..nos perderíamos tantas cosas maravillosas!!
    Un beso!

    ResponderEliminar
  5. Y has acertado de pleno, Socorro: hay veces que me encripto y cuesta leerme. Pero me quedo con esa sensación que me transmites de sugerencia: si algo te mueve la lectura, el fin está conseguido.
    Gracias por la visita y un abrazo!

    ResponderEliminar