Pasado.
Se ha ido. Colgó de su hombro la mochila abotonada, cargada de vidas sucias, y bajó las escaleras con trote pausado y cansino. Con la ignorancia aprendida, la lección olvidada y los brazos llenos de vacío. Con un broche invisible cerrando las solapas de las esquinas y el caballo del tío-vivo, madera voladora, perdiéndose sobre las farolas de la calle con su música de feria y colores: arriba y abajo, arriba y abajo, sin detenerse. Ninguna explicación al silencio no buscado, a las letras no contestadas.
Dibujó una palabra ilegible en la tierra del camino borrada por las gotas de lluvia y escribió una silueta oscura con la punta de un paraguas inexistente. El llanto del cielo cayó como el manto de un mendigo sobre su cuerpo, empapando los retales hilvanados del destino, mientras caminaba para perderse en el ocaso.
Él ya no está y el camino es largo.
../..”El mundo es grande. Dentro de una casa
no cabrá nunca. El mundo es grande.
Dentro de una casa -el mundo es grande-
no es bueno que haya tanto sufrimiento.”
Antonio Gamoneda
Ojala se fuera y ni su recuerdo quedara...
ResponderEliminarGracias
Besos
Nina
Él ya no está y el camino es largo... Dolorosamente cierto. Saludos de nuevo. Mi tiempo libre se reparte con cuentagotas, pero saqué un ratito para pasarme por aquí ¿Todo bien?
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Gracias Nina.
ResponderEliminarUn beso.
La certeza suele ser dolorosa, Cristina.
ResponderEliminarTodo bien por estos lugares.
Un abrazo!