LA DIMISIÓN DEL TESTIGO
Y cómo he madurado. Bajo esta luz ya muerta
soy el otoño. Hay una luz, que es frío,
negra, negro.
Aguardaban mis ojos aquí que el cielo fuera brasa
y siempre aparecían los astros, puros, vivos,
en el mismo lugar (y antes que el hombre fuera
y que fuese la flor y el ave),
con la exacta hermosura de lo eterno nacido.
Nada importaba entonces pasar.
La luz permanecía y era eterna.
La juventud del mundo, su gozoso latido,
daba en sí testimonio de mi vida.
¿Quién podría apagar las llamas de mis ojos?
Destellaba el vivir,
y yo testimoniaba la existencia.
Ahora miro ese cielo
y veo que su luz también ha envejecido.
Los astros no eran jovenes. Ni eternos.
Y no he testificado, con mi vivir,
ninguna permanencia.
El espíritu negro me dará su cobijo,
y el espíritu blanco, naciendo de él, conocerá la esencia de la
Luz,
su Inexistencia.
De La última costa (1995)
Me lleno de sensaciones de nostalgia de tristeza, me dejo un hueco en el estomago.... es bello y triste.. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarBesos
Gracias a ti por aparecer Nina.
ResponderEliminarBesos!!