jueves, junio 07, 2012

Improvisaciones en un diario

Pasado.


Se propone un juego de palabras que abarque todas las insatisfacciones. Reta a sus sueños a una redacción imposible acerca de un concepto que habitaba en el libro de autoayuda que alguien le prestó hace tiempo.
¡Qué curioso!: coloca, sin avisar, un pequeño prefacio y una parrafada ya escrita junto a un poema de un libro inacabado.
 Y no da más explicaciones a las características de ese imbécil sentimental, porque no las hay. En realidad no hay nada salvo una fachada cínica que no conduce a sitio alguno pero que vale perfectamente para sobrevivir.
Es todo.
            Sabe de su pobre bagaje para las cosas infinitas, de su actuación cotidiana para subsistir, para no mostrar tanta mansedumbre, tanta cobardía.
Sabe de mundos irreales que nunca serán habitados por él, por sus ilusiones, por la minúscula partícula que mueve la parte oculta del corazón.
Sabe que la amargura mancha.
            Por eso, por tantas cosas que el tiempo le ha robado, por tantas citas perdidas y tantas palabras encontradas, es un imbécil sentimental.
Por necesidad. Sí: necesidad de oír lo que siempre quisiera oír y nunca escucha.
Por terminar, aunque sólo sea este pequeño prólogo, con las palabras que le debe.
Por todo.

Soledad...Yo no creo como ellos creen, no vivo como ellos viven, no amo como ellos aman...Moriré como ellos mueren.
              Marguerite Yourcenar


2 comentarios:

  1. Aveces que vivir queriendo escuchar lo que uno necesita es lo desgastarse....


    Besos :)

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