martes, febrero 04, 2014

Letras propias: Cuaderno de conclusiones (4)


CUADERNO DE CONCLUSIONES (4)

Todo tiene su nombre y su forma excepto la forma del nombre que nunca se escribe por miedo (sinónimo de temer y antónimo de realidad) a la maduración de las metáforas recitadas, al rechazo de lo tangible, a la posible decisión definitiva.

La forma de las canciones con nombre de mujer es curva como el arco tenso de un cazador de nubes.
Y la alegría pegadiza de los anexos, un canto a los próximos días de distracción, ocio y reencuentro: mentiras maquilladas.

Aristocráticamente formal, el viento cimbrea mi cuerpo voladizo mientras las dunas contestatarias mueven sus siluetas al compás de la incógnita e insinúan un abrazo áspero sobre las piernas.

Tengo el viento arrancando mi piel y el frío escarbando mis entrañas.

            Por eso me he puesto de acuerdo con el pequeño duende de los jueves y comienzo a editar sílabas entrelazadas, frase tras frase, párrafo tras párrafo, envolviéndolas en un papel de regalo imaginario que flotará por las ondas invisibles de lo remoto, sobre alfombras mágicas tejidas con cabellos y estambres, esperando que ningún miserable las espíe.
Ningún miserable que manipule.
Ningún miserable que tergiverse.
Ningún miserable que aceche para oscurecer.

Por eso me dejo arrastrar, como un toldo roto, por el viento que escupe su furia de poniente: para volar y perderme acompañando a la soledad desorientada.

Porque uno no es más que un acompañante subversivo y triste de tal soledad.

Cuando en las adversidades se encomienda a San Fortunato, patrón de los nicotínicos.

Antes de cuánto y cómo, que fue ahora y ya no es nada.

Lo supiste y ya no lo sabes.
O no quieres saberlo.

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