Supongamos
que puedo escribir algo.
Supongamos
que lo escrito tenga algún sentido y no parezca un montón de basura acumulada
sobre este papel virtual.
Supongamos,
aunque sea mucho suponer, que ignoro el tiempo y no me importan las horas, o
las conexiones en los minutos, o los silencios palpables, o las situaciones que
perturban sin que me perturben, o los paréntesis, o las euforias descontroladas
antes de frenarlas.
Supongamos
que sólo pido un pequeño respiro a mis palabras, un diminuto fragmento exhalado
por la garganta. Ni siquiera una distancia medida: me conformo con alcanzar
allí donde abarcan los ojos (ser papel, pantalla o fachada y esperar vanamente
esa afirmación que no llegará a dibujarse).
Supongamos
no poder mentir, aunque a veces lo desee, para descifrar un disimulo y explicar
que nadie puede hace volar las pajaritas de papel, brillar las estrellas eléctricas
o despertar los cariños enmohecidos: que solo yo lo consigo cuando no lo
consigo, aunque no sea recurrente.
Supongamos
que ningún poder emana de mis manos cansadas y dormidas mientras comprendo que ya
no hay sueños.
Supongamos
que, como apátridas, estas líneas no pertenecen a sitio alguno. Que son
escritas para ordenar esa madeja de ideas que no puedo comentar, por ese pudor
tan íntimo, para reconocer que todos los caminos del laberinto ya no conducen a
una presencia. Que su imagen dejó de acompañarme habitualmente y que desearía
que la opacidad de los años nunca turbe el brillo rasgado de sus ojos.
Supongamos
que no existe el vértigo, ni el temblor de manos, ni el estómago con piedras
ante la incertidumbre.
Supongamos
que siempre habrá un siempre donde creer las verdades, donde no se escuchen
recriminaciones, donde se apueste para y se viva por, donde yo sea refugio y no
tormenta.
Supongamos
que hay que seguir viviendo, seguir viviendo, seguir viviendo…
Por
suponer, supongamos que puedo escribir algo que no sea basura sobre este papel
virtual.
Vivimos sobre un supuesto. Desde el hay que comenzar a crear, a levantar si temor al derribo. Que vendrá, pero eso ya no no nos incumbe.
ResponderEliminarUN abrazo. paco
Vivimos sobre irrealidades que, a veces, explotan en la cara, querido Paco.
EliminarUn privilegio y un placer verte por aquí.
Abrazos miles!!
Supongamos que es una buena reflexión la que has dejado en este relato.
ResponderEliminarMuy bueno!!!
Cariños...
Gracias, amiga!
EliminarBesos desde la lejanía!!
Me gustó esta 5° entrega, voy a leer las anteriores para sentir que se trata de un conjunto.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Más que conjunto es una concatenación.
EliminarGracias por la visita.
Un abrazo!