jueves, marzo 27, 2014
Letras ajenas: Ernesto Cardenal
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
De Epigramas
lunes, marzo 24, 2014
Letras propias. Cuaderno de conclusiones (7)
CUADERNO DE CONCLUSIONES (7)
Pensamiento:
si la dolencia exacta de un pecado es la penitencia cabal de una locura,
entonces dejemos que nuestros sentimientos se pudran en el caldero infernal de
lo improvisado.
Puede que el
amor tenga una hoja caduca, retama de atardeceres en los sarmientos de los
crepúsculos.
O puede que
el amor sea otro viaje sin luces.
En la oscura
vereda, dos faros alumbrando los fugaces pasos de la rutina. Allí donde la
sombra del partir siempre es alargada, en dos direcciones separadas, en dos
caminos distintos y con un solo fin para tanta perseverancia.
Carraspear
sangre, vomitar certezas, toser olvido, escupir maldiciones….
Repetir y
repetir (el eco es una marea lunática) aquello que se dijo en las mañanas frías
de los desencuentros, en los textos malinterpretados.
Citar.
Memorizar
como una lección de escuela: “hoy se unirán los griegos al citoplasma de los
frisos inacabados por las sinonimias de las mesetas”.
Sin
arrepentirse de algo –se dice- excepto del futuro que nunca llegará.
O no: el
futuro llegará y traerá paz, unos labios bailarines (claqué de película) y unas
plumas quemadas sobre las ascuas de las esquirlas de las cancelas.
Sigue añorando
desesperadamente.
Sigue
apretando su recuerdo entre los libros abandonados con pétalos de rosas.
Sigue pensando
en la suerte de su vida.
Y en no torpedear más este barco para no hacerle zozobrar, antes de ser deriva.
miércoles, marzo 19, 2014
Letras propias: Una carta tardía
CARTA TARDÍA
¿Qué
es lo más alto?
Poder sufrir con ánimo alegre la contrariedad,
Llevar
cuanto sucede como si lo hubiésemos querido.
Séneca
Todo
empezó un jueves, ¿te acuerdas?
Ambrós y
Peñascales tenían casi cuarenta años menos -exagero, como siempre: algo más de treinta- y las manos de los cedros de aquel parque ondulaban detrás del mar de
la ventana.
Mientras
mi madre zurcía mis rodillas fui creciendo entre vinilos, billares y poemas
sordos que nunca llegaron a tus oídos. Porque nunca quise hacer palabras de mis
sueños y sí versos de mis dolores.
La
ciudad adolescente, mímica y triste, velaba mis pasos con lágrimas de huida,
restos de cigarrillos y desgreñadas esquinas recién despiertas después de una
noche de borrachera.
Como un
ciego leí tus dedos, besé las letras de aquella única carta y escribí tu adiós
con el escozor de una quemadura incurable, dejando a Jackson Browne la
interminable terapia de esos días.
Tantos
nombres propios, tantos miedos, tantas heridas de lluvia y charquitos pisados,
tantos duelos...
Todo
empezó un jueves.
Recuerdo.
Pero han pasado muchos años y han
dolido muchos muertos.
Y desde esta penumbra del mundo,
yo –que no tengo término medio- siento
muchísimo no poder decirte a ti, a mí, a lo nunca nuestro, que llegué
tarde.
Que
casi morí como ellos.
Que
la cicatriz de la herida formó un surco inmenso donde planté billetes de metro,
páginas llenas de escorias y frases huecas, un libro desguazado, un suspiro
difuso, toda una vida ajena a aquello…
Y
un trigal infinito en el que cada espiga fue un recuerdo.
Pero
hoy sólo eres un rostro borroso entre las súplicas que emití.
Y
escribo nuevos versos para el futuro queriendo llenar las páginas de letras
vivas, con el reencuentro de lo que fue sentido y alguna vez se perdió.
Y
llevo todo lo alegre que sucede porque he apostado contra la contrariedad.
Como si lo hubiese querido.
lunes, marzo 10, 2014
Letras ajenas: Ángel González
BREVES ACOTACIONES
Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo,
pero luego no digas que no sabes lo que haces.
Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.
Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte esta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.
martes, marzo 04, 2014
Letras ajenas: Dámaso Alonso
INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?
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