CUADERNO DE CONCLUSIONES (7)
Pensamiento:
si la dolencia exacta de un pecado es la penitencia cabal de una locura,
entonces dejemos que nuestros sentimientos se pudran en el caldero infernal de
lo improvisado.
Puede que el
amor tenga una hoja caduca, retama de atardeceres en los sarmientos de los
crepúsculos.
O puede que
el amor sea otro viaje sin luces.
En la oscura
vereda, dos faros alumbrando los fugaces pasos de la rutina. Allí donde la
sombra del partir siempre es alargada, en dos direcciones separadas, en dos
caminos distintos y con un solo fin para tanta perseverancia.
Carraspear
sangre, vomitar certezas, toser olvido, escupir maldiciones….
Repetir y
repetir (el eco es una marea lunática) aquello que se dijo en las mañanas frías
de los desencuentros, en los textos malinterpretados.
Citar.
Memorizar
como una lección de escuela: “hoy se unirán los griegos al citoplasma de los
frisos inacabados por las sinonimias de las mesetas”.
Sin
arrepentirse de algo –se dice- excepto del futuro que nunca llegará.
O no: el
futuro llegará y traerá paz, unos labios bailarines (claqué de película) y unas
plumas quemadas sobre las ascuas de las esquirlas de las cancelas.
Sigue añorando
desesperadamente.
Sigue
apretando su recuerdo entre los libros abandonados con pétalos de rosas.
Sigue pensando
en la suerte de su vida.
Y en no torpedear más este barco para no hacerle zozobrar, antes de ser deriva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario