Cuando el
día duerme vela la noche su insomnio.
En su capa
se esconde la aflicción y en sus manos
se visten
guantes de querencia.
Sobre el
embozo observo tus pasos
bailando en
el arco iris.
Late el
instante.
Al son de tu
arrebato tamborilean mis dedos unos versos.
Un pájaro
muerde sus plumas.
Vuela sin
alas la tormenta.
Despierta un
temblor.
Sacuden mi
cuerpo nerviosas ideas que tus labios traducen
en besos que
no son y fueron.
Acoplan
guadañas las muertes.
Plural de
espejos dije.
Digo fuegos.
Creo distancias
cuando la noche vela tu ropa de incienso,
tu rabia
despierta.
Late el
instante y tu voz en mi retina
por
descubrir la última pregunta.
Sin trinos
dormidos en la capitulación,
sin besos en
la agonía,
sin alambres
en la palabra.
Late el
instante ofuscado.
Y la
realidad se transforma en una angustiosa despedida
al trasluz
de tu piel multicolor.
Me tire sin paracaídas desde la cúspide mas alta de este sentir, para empaparme con lo que solo puedo imaginar...Besos lejanos
ResponderEliminarPorque la imaginación es libre y vuela sin alas.
EliminarBesos, Nina!