Ocupar el espacio donde no habita la luz,
en el eje de lo callado y la despedida,
donde el oxígeno quema el tabaco.
Pisar lo que ya no conduce a lo referente,
al hecho motor, a la inercia del vuelo
partido en dos por el horizonte.
Sólo el acto convive con la variable:
incógnita de futuro hecho olvido
por la llama que no quiso prender.
Arder donde sólo arden las fotografías
diluidas entre nubes, alcohol, desconsuelo
y un cuídate
agonizando en la percepción.
Ocupar con o sin lo nunca mismo
para recitar el dolor en aquelarre
pensando porqué los sueños nunca se
cumplen.
Gran texto de una serie con mucho potencial que espero que florezca en poemario...
ResponderEliminarAunque sospecho que en ocasiones la luz brilla donde habita el olvido.
Besos
La luz nunca ha de brillar donde habite el olvido. es una cuestión de salud mental, dijo el filósofo.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por los deseos: un nuevo poemario está próximo, sí. Quién sabe cuándo!