viernes, septiembre 18, 2015
Letras ajenas: Rafael Alberti
RETORNOS DEL OTOÑO
Nos dicen: sed alegres.
Que no escuchen los hombres
rodar en vuestros cantos
ni el más leve ruido de una lágrima.
Está bien. Yo quisiera, diariamente lo quiero,
más hay horas, hay días, hasta meses y años
en que se carga el alma de una justa tristeza
y por tantos motivos que luchan silenciosos
rompe a llorar, abiertas las llaves de los ríos.
Miro el otoño, escucho sus aguas melancólicas
de dobladas, umbrías que pronto van a irse.
Me miro a mi, me escucho esta mañana
y perdido ese miedo
que me atenaza a veces hasta dejarme mudo,
me repito: confiesa,
grita valiente que quisieras morirte.
Di también: tienes frío.
Di también: estás solo, aunque otros te acompañen.
¿Qué sería de ti si al cabo no volvieras?
Tus amigos, tu niña, tu mujer, todos esos
que parecen quererte de verdad, ¿qué dirían?
Sonreíd. Sed alegres. Cantad la vida nueva.
Pero yo sin vivirla, ¡cuántas veces la canto!
¿Cuántas veces animo ciegamente a los tristes,
diciéndoles: sed fuertes, porque vuestra es el alba!
Perdonadme que hoy sienta pena y la diga.
No me culpéis. Ha sido
la vuelta del otoño.
miércoles, julio 29, 2015
Letras ajenas: William Wordsworth
ODA A LA INMORTALIDAD
Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.
Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.
En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la
muerte.
Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.
martes, julio 21, 2015
Correspondencia ordinaria 8
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
Después
decías noche
y todo se iluminaba.
Llegabas tarde
como temiendo aparecer en esa tierra
que no era tuya.
Con poco equipaje y titubeos
viajabas hasta el fondo del gemido.
Yo hablaba en esa penumbra
de anécdotas y teorías
mientras te recostabas en mi hombro.
Y las gotas del deshielo
componían canciones sobre las teclas
de la realidad.
Luego, aletargado, el sueño
succionando la frontera de la confirmación,
sembraba olvido.
Sin palabras
de hombre
o mujeres: el sueño derretido
como un continente sin vidas.
Yo hablaba en ese frío
de lumbres y aliños,
de candelas afiladas cortando
la ilusión desnuda.
Yo hablaba a tus ojos cerrados
como el eco habla al bosque.
Abrazaba tus miedos
jurando que nadie te dañaría
mientras fuera tejiendo minutos contigo.
Aprendí a mirarte de otra manera
en tanto el olvido
iba ocupando tu desgana.
Y yo hablaba
mientras los hechos enterraban las palabras,
allá donde los versos ausentes ocuparon
el primer espacio de tu silencio.
En el crepúsculo
perseguía las llaves de tu verdad,
la llama dolorosa de tu interior,
las líneas miserables
de mi insignificancia.
Después
decías amanecer
y yo volaba hasta aquel
camino de asfalto,
hasta la ciudad amurallada,
hasta la infidelidad primigenia.
Después
un café,
una invocación,
una huida...
Recuerdo:
decías noche
y todo se iluminaba
como el crepúsculo ahora.
Ahora que él no soy yo
en este despertar.
martes, junio 02, 2015
Letras propias: Correspondencia ordinaria 7
Olvidará las nubes de los días
donde al tiempo había que treparlo
entre escalones rotos y remolinos.
Olvidará que su espuma
era un animal extinguido
cuando gritaba la esperanza.
Y olvidará el tacto sin perecer en las palabras
porque en los renglones no volaban cometas,
sólo cicatrices inmaduras.
Los hechos serán testigos de latón,
notarios de sollozos malgastados,
pautas antojadizas de la brisa.
Y la grandeza, o el misterio,
será aprender a ser invencible
en la derrota de los caprichos de no saber.
Será creer en el destino final
del amor tullido, mientras se confía
en reunir los pedazos a pesar de todo.
martes, mayo 12, 2015
Letras ajenas: Francisco Caro
CUANDO A MI MANO VUELVE
Ahora
que ha pasado el intento
de la ira que vive en el pronombre
cuando la luz no duele
y en los cercanos campos
comienza en el color de los centenos
a manar la figura de la noche
cuando a mi mano vuelve
el áspid negro
de la caligrafía
suelo en ella
cegar, volver al sílex,
al hambre cuneiforme
que tuviera en mi infancia
cuando era, o me pensaba,
todo yo, solo, yo
sin partes, uno
ajenos todavía de mi cuerpo
el azar imprevisto del análisis,
el aroma y el yugo de la equivocación
cuando era luz silvestre,
prima.
De Cuerpo, casa partida. Edición Diputación Soria
domingo, abril 12, 2015
Letras ajenas: Raúl Quirós Molina
Siempre hay un dolor antiguo
en todo lo que está
esperando de alguna
manera a ser besado
por todas las palabras,
que piensa que el ayer,
después de tanto vuelo
no quiere recordar
que ilumina la herida
por donde sopla el fuego.
Mi nombre es una grieta
que vive en tu boca.
De El día que me enamoré de mi BMW (Vitruvio 2008)
domingo, abril 05, 2015
Letras propias: Correspondencia ordinaria 6
Hay días en
los que las estrellas se derrumban sobre las cabezas y estallan.
Hay días
donde las distancias se hacen horizontes donde nunca se llega aunque se acerquen
las manos.
Hay días
donde el silencio pide sin hablar y no hay contestación.
Hay días de esencia
y ausencia.
Hay días de
remansos rotos y barcos naufragados por mareas criminales.
Hay días que
pudieran ser pero no serán.
Hay días que
no se escucha pero se oye.
Hay días
dementes que necesitan medicación, techo y cimientos.
Hay días de
buscar almohadas entre el tráfico, mantas en los invernaderos y abrazos en las
esquinas.
Hay días de
conciertos, ocasos y derrumbes.
Hay días sin
motivo y sin ruido.
Hay días sin piel,
piernas ni cara.
Hay días
donde fumar mata (y se enciende otro cigarrillo).
Hay días que
cansan y que no se imaginan.
Hay días de
alquileres y confesiones.
Hay días de
bofetadas en el alma.
Hay días de
abrir los ojos y caminar con legañas.
Hay días como
hoy.
Como mañana.
lunes, marzo 30, 2015
Letras propias: Correspondencia ordinaria 5
En
lo eterno, fluir
bajo
la media cara de la luna,
en
lo improbable de la imaginación,
sobre
risas y asfaltos.
Responder
a las preguntas
sin
miedo al ocaso,
sin
desbrozar el instinto que aleja
la
luz meridiana de lo recitado.
Fluir
sin restañar la chatarra,
con
la convicción del retal dormido
en
el guardarropa de las manchas
o
en el almacén de los andrajos.
Responder
a los instantes,
dar
soluciones a los teoremas,
prender
fuego a los proyectos,
recitar
una oración en la liturgia.
Y
después no decir nada:
cerrar
los labios en el punto
exacto
donde se dejaron, en la ebullición
implosiva
de lo que no se dijo.
En
lo eterno, las disculpas
que
granizan sobre el agua de las retinas
creando
ondas en lo estanco,
espumas
en lo intangible.
Y
después no decir nada:
abarcar
el espacio que sopla entre líneas
elevando
la distancia en segmentos
indivisibles,
mudos y ausentes.
Esperar
sin espera.
domingo, febrero 15, 2015
Letras ajenas: Rafael Soler
YA TE DIVISA EL OLVIDO
Nunca fui arena escote daga y ahora lo lamento
día menos y sin ventura te escucho deambular
entre las cosas que amé y nunca fueron mías
quisiera recibirte legítimo y altivo
en este instante breve que ahora me dedicas y aborrezco
veo en tus labios la pasión
que otros disfrutaron en mi nombre
y ese extraño afán que siempre me entretuvo
entre un hilo y el siguiente descuidando la vida
nunca fui espuela verso
abrazo cordial de los amigos íntimos
y ahora quisiera enderezarme
tener la frase justa entre los dientes
cuando te veo entrar y rodearme para sellarlo todo.
De Maneras de volver (Vitruvio 2009)
domingo, febrero 01, 2015
Letras ajenas: Luis Eduardo Aute
VOLVER AL AGUA
Y después
de los fuegos ahogados
por las matemáticas del espejo,
las liturgias del desorden
y otros templos
de mundos, demonios y carne,
cuando ya el crepúsculo
es oro que baña los restos heróicos
de naufragios por venir
y la noche de hielo se presiente próxima,
me apresura la inaplazable sed
de volver al agua,
al origen mismo donde se fraguara
el hierro de la vida,
con la irreductible intención de revivir
desde las húmedas pavesas de lo vivido,
tiernos incendios de olas
en tus sueños,
y en los míos,
feroces océanos de luz
entre humos de espumas olvidadas,
con el soplo apenas
de mi latido
más ávido de ti.
Pero antes,
tendré que quemar con lágrimas
todas las fotografías.
De Volver al agua (Poesía completa), La pereza ediciones.
jueves, enero 08, 2015
Letras propias: Correspondencia ordinaria 4
Fotografía: E, Vecino
Apurar la noche como se apuran los últimos vasos,
como se apuran las tildes o los motivos de un texto.
como se apuran las tildes o los motivos de un texto.
En el laberinto de las calles donde se es Teseo.
En los semáforos que ríen ante los pasos cuando iluminan las huellas
del transporte ridículo hacia el destino.
Escuchar la lluvia.
El cristal que se cuartea en fragmentos milimétricamente olvidados.
Buscar de dónde sale la sangre escupida: el alma no tiene arterias
y no hay recuerdo de dolor alguno para sangrar.
Buscar en los rostros apartados que no omiten ni mienten: ¿quién
pone sonido
en los labios, en los silencios prolongados, para dejar puertas
abiertas al retorno del eco?
Tampoco omiten las miradas desconocidas que inducen a crear distancia,
perspectivas en la tentación.
Que parecen decir, decir, decir…sin que se escuche.
Y nombran rey de copas sin reina alguna.
Sólo es tiempo.
Tiempo y cañamones para alimentarse como un pájaro quebrado.
El cristal se cuartea como el alma cuando la omisión es un ahogo
sanguinolento,
mientras el tiempo se acaba y la luz difumina las siluetas.
mientras el tiempo se acaba y la luz difumina las siluetas.
Apurar y escribir la noche en perspectiva hasta el límite de lo imposible.
Hasta ese momento en donde la aurora anuncia el punto y aparte,
en el laberinto de las calles que suenan a canciones,
en los áticos, en las huellas y en la exclusión repetida,
en los portazos que no retumban o en los abrazos que no se reciben..
Apurar hasta hacerlo.
Demostrar que, escribiendo en la ebriedad, tal vez sirva para algo
buscar,
apurar,
vivir.
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