Aunque el vaso está frío cree que sus manos no lo notan (lo confiesa: esta noche, martes perenne de Abril -siglo XX cambalache- está bebiendo un pequeño arroyo de olvido). Vuelve a tener ese tacto gélido del cual gozan sus palmas en las alternativas climatológicas. Puede que sean las secuelas de este día lluvioso, fresco y traicionero; las consistencias acumuladas de la frivolidad pasajera de la que aparenta gozar en el discurrir de la monotonía. Puede que sea la impresión, aún duradera, de ese frenazo inoportuno, bajo el aguacero, que le ha hecho derrapar más de diez metros y acabar empotrado sobre el maletero de un simpático taxista, en una imagen trágica–cómica de sorpresa y decepción. Afortunadamente para el taxista y para su integridad no ha habido que lamentar daños materiales: de una manera increíble se han salvado las chapas de ambos vehículos. Aunque debe reconocer que su carrocería personal ha quedado un poco más tocada: no está acostumbrado a los planchazos contra los maleteros de los automóviles. Pero eso es otra historia.
“El dolor verdadero no hace ruido
deja un susurro como el de las hojas
del álamo mecidas por el viento,”. /..
Claudio Rodríguez
Hacía tiempo que el día no se tornaba plateado y, con la belleza de los cristales ahumados por las nubes, se ha dejado llevar en la última hora del atardecer por los derroteros del capricho de la máquina. No importa la lluvia (a fin de cuentas va y viene según sea el antojo de las nubes), sólo esa sensación de soledad que le empapa más aún que el transitorio chaparrón. No hay gabardina que evite las torrenteras interiores.
../.. “Y era libre
sólo para decidir lo que no importa.”
Carlos Barral
Luz y taquígrafos. Transparencia. Claridad para los sentimientos y, a pesar de que no hay quórum, votación unánime para repudiar lo inaceptable. Soñar en mentiras. Mentiras bastardas que maquillan con colores de furcia las excusas más comunes; tanteo de postores, chamarileros tramposos que nunca dejan ganar. El neón azul del horizonte, la luz amarillenta de las ventanas lascivas, la terquedad vestida con ropa interior…. Escepticismo.
Censurar y edulcorar tienen el mismo sufijo. Primera terminación verbal. Presente de indicativo. Es bastante indicativo que el presente camina ante los ojos a tirones. Como un automóvil al que le falla el carburador, camina renqueante entre las veredas del ahora y se detiene con la mirada cansina introduciéndose entre las sábanas de los prostíbulos perdidos fuera del asfalto de las carreteras.
../.. “Perdonadme que hoy sienta pena y la diga.
No me culpéis. Ha sido
la vuelta del otoño.”
Rafael Alberti
../..”lo último de anoche. Dije:
la noche me ha olvidado
y se ha muerto el silencio.”
Boris Lubernieff
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