miércoles, junio 03, 2009

Improvisaciones en un diario

“Yesterday, love was such an easy game to play
now I need a place to hide away
oh, I believe in yesterday.”
The Beatles



Entre mesa y mesa un limpio cristal para observar al vecino, al paisaje. A su derecha, la cara gorda de Evaristo le deleita con su estupidez supina. A la izquierda, una panorámica de dieciséis mesas más, tapada por una cortina en forma de papel de folio para evitar ver el feo rostro de sus colegas. Tres cajones, un teléfono y un pequeño espacio para ocultar la mirada ante la evidencia.
Más allá de la cristalera el día es radiante y el sol relumbra en los dinteles blancos del número 58 de la calle H. La actividad repiquetea por las paredes, la centralita no enmudece y, al levantar los ojos, un puñado de fluorescentes le saludan tras sus embellecedores. Alguien golpea el cajón de un archivador, se oyen blasfemias en eritreo porque el teclado no funciona y el programa de los seguros de rentas está demasiado colgado para atender al personal que se sienta impaciente esperando una respuesta.
Manuel bromea, Javier pregunta no sé qué acerca de una póliza, Evaristo se ha fugado con una cabaretera bonaerense (¡eso quisiera!) y él mata el intervalo de una imagen con frases vacías y descripciones someras. El día es radiante y los dinteles de las ventanas amplían su sonrisa mirándole fijamente. Y, con esta angustia que anuda su garganta, no puede corresponder a sus sonrisas: suele ser un tipo muy insociable.


“He’s a real nowhere man
sitting in his nowhere land
making all his nowhere plans
for nobody.”
The Beatles

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