Presente
Cuando Pablo Méndez presentó Ana Frank no puede ver la luna (Ediciones Rilke), allá por el mes de Febrero, no pude asistir al acto por motivos personales. Tenía desde entonces una gran curiosidad por saber cómo era el libro de Pablo y esa curiosidad ha quedado satisfecha después de nuestra última comida y la lectura del libro.
Tiene Pablo Méndez un estilo sencillo, quieto, de pasmosa reflexión, que otorga a sus poemas una cadencia cotidiana sin orfebrería pero con hondo significado. Dividido en tres partes (Gato viudo, París estación y Pequeña estación abandonada) el libro nos demuestra a un Pablo Méndez en estado puro, apuntando a la diana con tremenda puntería: la amistad (presente y ausente), la poesía, los libros, la melancolía o la nostalgia son conceptos que el autor va desglosando con una gran sencillez y con una gran visión.
Gato viudo es un espejo desgarrador del poeta: pizcas de pesimismo con esperanza ("la vida no es nada, detrás/de cada hombre no hay nada,/si lo piensas, sólo el reloj/y el amor a la vida"), reminiscencias y agradecimientos a personas queridas, la amistad ("Adjudico a la amistad/el peso más elevado de la vida"), la poesía, la pérdida de la infancia, los recuerdos y, en varios poemas, el recuerdo de la madre muerta.
París estación es un escenario donde nuestro poeta situa a personajes relacionados con la literatura (Azorín, Neruda, Rubén Darío, Machado...) para dar un toque existencial dentro de una ciudad de ensueño y bohemia.
Pequeña estación abandonada, por último, es un muestrario de definiciones agudísimas de distintos conceptos ("niño:/lugar de donde/nadie vuelve"; "memoria:/escalera de trenes/para bajar subiendo"; "otro:/yo/para ellos")
En resumen: una excelente y refrescante lectura para este verano tan caluroso.
Os dejo un poema para rematar la entrada.
ANA FRANK NO PUEDE VER LA LUNA
Hoy, Ana Frank cumpliría ochenta años,
¿cómo será ese sueño hondo
de cumplir y cumplir
ochenta años?
quien puede bajarse
del tren de la vida y mirar caminos
ochenta años
ochenta, ahora tendidos
en el árbol viejo de la muerte,
ochenta años
yo miraré por tí los fresnos,
apagaré las velas,
celebraré la luna,
besaré a mi mujer,
este es mi regalo:
felicidades.
Elocuente e interasente tu presentación, tomo nota, pero tú estás antes en la lista.
ResponderEliminarUn beso.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
DIARIO DE IMPROVISACIONES
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DEL FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
Desde que conoci la vida de Ana Frank tiene un lugar especial en mi corazón....
ResponderEliminarBesos
Gracias Paloma. La verdad es que Rastros perdidos estará publicado próximamente: ya lo comunicaré cuando suceda.
ResponderEliminarUn beso!
Mucho, Marta. Yo creo que es el mejor libro de Pablo. Un abrazo enorme, guapísima!!
ResponderEliminarBienvenido José Ramón! Además, eres paissano de mi querido Alejandro Céspedes (que ahora descansa por tu/su tierra)
ResponderEliminarPaso a verte ipso-facto.
Un saludo!
Me da que tu corazón es muy grande Nina. Estará relacionado con el blog tan hermoso que tienes.
ResponderEliminarBesos!