Pasado.
Hora punta en la Calle 30: hay retenciones a la altura del Puente de Ventas hasta el nudo de Manoteras...
No importa que el calor atosigue y azogue, ni las consonancias a propósito de hoy. Poco importa que el amanecer sea un delirio de violines y pianos, escalas y odios; que la entrada por la entrada incluya murmuraciones y buenos deseos falsos, alabanzas, vísperas, subterfugios. Nada importa el valor ni el arrojo, la lección olvidada y el deseo inalcanzable.
Poca perseverancia. Raras piedras destiladas en el alambique de la futura ebriedad, en la probeta de la ruinosa rutina: poca paciencia para las cartas que duermen boca arriba y destilan olvido, sólo olvido.
A través del espejo habrá una estación, un destino, un origen. A través del espejo el corazón late en la derecha cóncava, las sienes repiquetean y cambiará el estado verbal. A través del espejo latirá un destino cóncavo donde ahora hay una estación nunca escrita, nunca descrita por las manos que se recorren sin concepto.
La factura de los instantes es saldo gastado. La pérdida de la incredulidad es una garra violenta que desgaja los muros del desamparo, las luces ensombrecidas y agonizantes, las respiraciones rítmicas. La factura pagada endeuda el resto de agradecimiento. Sin saldo.
Podemos encontrar más retenciones en la A2 a la altura de Torrejón y San Fernado, por avería de un vehículo en el carril derecho...
Me pierdo como una s en lo cóncavo del pasado...
ResponderEliminarBesos