CUADERNO
DE CONCLUSIONES (2)
Otra noche más robando sueño al sueño.
Como
un murciélago que guardase las monedas de su juventud y viese en su ceguera su
despertar, su soledad y su literatura: flor de novela inacabada, despojo de
eternidad y antorcha.
Todo
lo huido del huracán que arrasó las baldas de las estancias, las perchas de lo
olvidado (hasta la primera blusa de la primera vez) y los desmayos de las
canciones traídas por el Mar de Alborán.
Otra
noche más de soledad y química, de espanto y concierto, de desaliños conmovedores.
Si
no importase la soledad…
Si no importase saber
que la soledad es una sala de fiestas con aforo completo, una calle comercial
en rebajas, una cama vacía sin un cuerpo al que abrazar, un no recibir un beso
en el rostro somnoliento de cada mañana…
Me
arropan sábanas aturdidas con rumores incompletos de tinieblas y preguntas en
el cobertizo que creí cerrado.
Rumores
de literatura cuando la literatura es barro del viento posado en escalones,
hoguera en vigilia que quema los párpados, incógnita, remanso.
Un
duende negro sin beso amanecido que roba sueño al sueño en soledad.
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