domingo, marzo 04, 2018

Nonsenses II




¿Cuál es la diferencia entre literatura y realidad?
¿Qué deseo fuerza a lo inamovible a ser trasladado desde el principio hasta el repudio?

No hay fuerza que imagine el poder de lo ilusorio. Ni canción que lo interprete.

El puente más sólido entre las orillas de dos formas de vivir es aquel formado por las diferencias, aquel que se tiende cuando hay proyecciones.

El puente más frágil entre las orillas de dos formas de vivir es aquel formado por coincidencias, aquel que se rompe cuando las intuiciones derivan en catástrofes.

Boris dice que todo pudo haber sido mejor. Que en las situaciones siempre influye una buena dosis de mala suerte, un designio predicho cuyo final es imposible de modificar.

Desde aquella frase, que el eco se empeña en repetir como si fuese un mantra o un estribillo, la sentencia está dictada y poco importa ahora preguntarse porqué.

¿Esto no iba a ningún lado?

Los motivos sobran: ¿qué más dan?, ¿qué importan?, ¿a qué preguntarse nada?

¿Cuál es la diferencia entre literatura y realidad?
¿Qué deseo incitó el génesis o la equivocación pensando que todo iba a ser distinto, cuando todo era igual que siempre?

Cuando todo era igual que nunca y la maravilla del principio se transformó en la normalidad de siempre.
Cuando el príncipe se convirtió en rana y la princesa no quiso ser rescatada.

Esa fue la diferencia: la literatura nunca se convierte en realidad.

Y amaneció otra vez.
Y vivieron felices y comieron perdices.

Por separado.


2 comentarios:

  1. Tú duende siempre estará en la otra orilla esperando

    ResponderEliminar
  2. El tiempo desdijo esas palabras: siempre ya no existe.

    ResponderEliminar