viernes, abril 13, 2018

Nonsenses VI




Tiene un corazón prestado que usa para sobrevivir en los senderos subterráneos de esperanzas, para hacer merecedoras a las palabras y a las fantasías insolentes.

Usa puertas abiertas para las adivinaciones que discurren en los canales del cerebro: la imaginación sin pulso, el disfraz de terciopelo, las ideas jades que comentó ante las preguntas.

Promete, si sale de esta, volver a pecar en el quinto.

Y tocar la guitarra.

Promete volver a casa después de asesinar el día y dejar que ese carmín pinte otros espejos con esporas invisibles que aparentan enamoradas.

En las mejillas: seis líneas y muchos puntos suspensivos a centímetros de un nuevo rechazo.

Adivinaciones, enojos, lluvias en los retornos, silencios…

Sabe que lo posible es un mínimo intervalo de la realidad que vive en tierras de silencios y traiciones.

Y se acuesta en silencio sin molestar a la suerte, haciendo todo despacio para que el tiempo pase rápido.

Para que no torne el brandy en agua y vuelva a arreciar la hiedra que corroe las entrañas.


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