Presente.
Me disgusta que a los libros se les dé un trato efímero. Se hace una presentación, se lee en varios recitales, se mantiene vivo una temporada y después...aparece el olvido.
Por eso cuando
Antonio Daganzo (Madrid 1976) presentó hace unos meses su última obra (
Mientras viva el doliente - Editorial Vitruvio) me propuese posponer su comentario hasta que pasase un tiempo. No es que mi crítica, inexistente, fuera de valor: era necesario que se siguiese hablando del libro pasado un tiempo. Y ese tiempo ha llegado.
Este tercer libro de
Antonio Daganzo es una introspección al dolor, a la enfermedad, a la vida, quizás (¡seguro!) a la esperanza. Elementos que cobran sentido con el sujeto poético en un lenguaje directo y cuidado (marca personal de nuestro poeta) que nos hace pensar en esa sensación oscura que, en muchas ocasiones de la existencia, nos atenaza.
Aperturado y epilogado con dos cantos sublimes e independientes de la estructura, las distintas partes del poemario mantinen una lectura constante que nunca defrauda. Hago hincapié (imprescindible su degustación) en la segunda parte titulada
Perros de arena: nueve sonetos trabajadísimos con un intenso significado y de los que, personalmente, destacaría el número
VIIILa memoria de la niñez (doliente memoria) se adorna quejumbrosa con infinitas sensaciones, con masivas preguntas, con numerosos espacios que abren sus puertas para que el autor dirija la orquesta de las palabras con la sutileza de un
Adagio repetitivo.
La enfermedad puede ser gestos.... Atacar tan sólo es defenderse... Tiene el enfermo / la certeza soberana de la risa... El niño, entonces, aprendía a ser misterio de sí / mismo... Era aquello existir sobre la nada...
En un escalado de menor a mayor, el tono del libro va subiendo paulatinamente hasta llegar a un grito final de esperanza porque, pese a todo, pese a esa enfermedad, a ese dolor, a esa carencia,
Soy este hombre que ahora vive. Y la vida es y será. A pesar de los hombres y de Dios (defraudante por incapaz).
Se decía que las
Moiras se aparecían tres noches después del nacimiento de un niño para determinar el curso de su vida. Todos tenemos un destino. Algunos lo saben, otros lo intuyen y otros lo escriben. El destino de
Antonio Daganzo, el destino de la esencia de
Mientras viva el doliente es la poesía bien hecha a partir del dolor.
Ni más, ni menos.
La queja,la voz más animal y más tiempo humana.Los ayes de la noche,respiración alejada de su centroal que busca tenaz entre el dolorpara saberse viva,de vuelta a los volcanes ya callados,a este magma creador pero incompleto.La mayor evidenciade que el impulso divino está en nosotros.Y de que Dios no existe.